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Reescribir y reinterpretar cuentos tradicionales forma parte ya de una tradición literaria a la que no pocos autores se han sumado. El presente artículo ofrecerá un análisis de uno de estos intentos, llevado a cabo por la escritora austriaca Elfriede Jelinek. La autora ganadora del Premio Nobel de Literatura en 2004 publicó un año antes Dramas de princesas. La muerte y la doncella I-V, un conjunto de cinco obras concebidas como entreactos de otros espectáculos teatrales. De entre los modelos que la autora toma como referencia, los cuentos de hadas suponen el punto de partida para dos de los dramas, La muerte y la doncella I (Blancanieves) y La Muerte y la doncella II (La Bella Durmiente). El objetivo del artículo será desarrollar un análisis comparado de estos dramas y de los dos textos escritos por los hermanos Grimm en el siglo xix. Para ello, analizaré cómo los dramas de Jelinek “leen” los textos predecesores, y se convierten de esta forma en metatextos, con unos personajes que se comentan a sí mismos y, fundamentalmente, a los estereotipos —los mitos— que de ellos han quedado. En definitiva, se trata de constatar las estrategias discursivas de los dramas de Jelinek para cuestionar el orden simbólico dominante, sustentado y cultivado, entre otros factores, por los mitos cotidianos. En este sentido, tomaré como modelo teórico el estudio Mitologías, de Roland Barthes, que tanto influenció a la autora.
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