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A partir de la definición que de 'transmutaciones· hace Baltasar Gracián en su 'Arte de ingenio, tratado de la agudeza' se explica el comportamiento de Julio César en esta anécdota clásica del tropiezo afortunado. Partiendo de los ejemplos mencionados por Gracián, se observa cómo alguno de ellos figuraba ya en la novela 'Tirant lo Blanc' (capítulo 301). El héroe de Joanot Martorell protagoniza dentro de la ficción narrativa del XV una 'facecia' que cobrará sentido siglos más tarde (s. XVII), asociada a ese personaje histórico concreto (Julio César). El naufragio de Tirant en África comienza con un augurio (un tropezón), que el protagonista, para que no se entienda de forma desfavorable, hace volver del revés; es decir, como dice Gracián de César, 'corrigió el agüero'. Martorell recoge el espíritu de una anécdota antigua, pero no mantiene la literalidad de una frase que viene al menos de Suetonio o Frontino y llega como apotegma a Erasmo, contando con múltiples recreaciones (hasta llegar a 'Don Quijote', II, LXXIII). Todo hace pensar que Martorell no acudía directamente ni a Salustio, ni a Frontino, ni siquiera a los capítulos dedicados por Francesc Eiximenis a la guerra en su 'Dotzè del Chrestià', sino a algún repertorio retórico o tratado, por el momento desconocido, con situaciones bélicas, entre las que estarían, versionadas, las latinas originales.
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