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dc.contributor.author | Martí Martínez, Manuel | |
dc.contributor.author | Romeo Mateo, María Cruz | |
dc.date.accessioned | 2014-03-31T11:30:56Z | |
dc.date.available | 2014-03-31T11:30:56Z | |
dc.date.issued | 2006 | |
dc.identifier.citation | Martí Martínez, Manuel y María Cruz Romeo Mateo, "El juego de los espejos o la ambivalente relación del territorio y la nación" en Provincia y nación . Los territorios del liberalismo, Carlos Forcall Álvarez y María Cruz Romeo Mateo (eds.), Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2006, pp. 51-72. | es_ES |
dc.identifier.uri | http://hdl.handle.net/10550/33858 | |
dc.description.abstract | Quizá merezca la pena acabar con cuatro observaciones finales. En primer lugar, el éxito de la provincia como instrumento de centralización no asegura de manera automática su dominio absoluto en el juego de los imaginarios simbólico-culturales. Cabe aportar un dato al respecto. Según los estudios procedentes de la geografía política, la imagen geográfica de España conservó hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XIX una cierta recreación de las unidades territoriales históricas —el viejo modelo de los trece o catorce reinos o principados, que con el tiempo se convertirían en «regiones»— junto con la representación de las nuevas provincias. De este modo, en el ámbito de la enseñanza no se produjo un olvido programado de la antigua diferenciación territorial. En segundo lugar, tampoco debería marginarse la idea de que la división provincial pudo haber convertido la percepción de un ámbito compartido como un hecho secundario. Éste fue el caso de la provincia de Valencia, cuyo espacio no se configuró por criterios históricos y culturales, sino más bien por estímulos relacionados con el crecimiento económico y, en particular, la especialización agraria, el desarrollo comercial y los ferrocarriles. En tercer lugar, valdría la pena profundizar en el estudio de las estrategias de los grupos dirigentes provinciales, lo que significa también analizar la capacidad de redefinición de las jerarquías urbanas y de los ámbitos económicos desde la capital provincial. Así, por ejemplo, las élites de Alicante fueron conscientes de la importancia que implicaba el hecho provincial y activaron viejas rivalidades, ahora con signo provincialista. Por último, el posible éxito provincial pudo hacer, como en el caso valenciano, que la elaboración de una tradición cultural e histórica propia y regionalmente compartida fuera durante mucho tiempo, al menos hasta la Restauración, un fenómeno parcial, no generalizado y de muy tardía politización. Ésta no ocurrió, en forma de regionalismo político, hasta la década de 1920, para devenir aparentemente mayoritaria durante la Segunda República, cuando católicos y, en menor medida, republicanos adoptaron un discurso explícitamente regional. Sólo poco antes, pero con menor éxito, había tenido lugar la subversión de los esquemas (previamente asumidos) de la identidad regional para conformar políticamente planteamientos nacionales alternativos al español. Ahora bien, debe tenerse siempre presente que la construcción misma de una identidad regional valenciana, susceptible de politización en sentido regionalista o nacionalmente alternativa, fue posible precisamente por el proceso de construcción y difusión de la identidad nacional española: el énfasis en la soberanía nacional, interpretada a la manera insurreccional y juntista, estimuló su argumentación con referencia al pasado local privativo; a ello se añadieron las propias tensiones internas entre los liberalismos y dentro de ellos. De nuevo, el juego de los espejos o la ambigüedad del territorio y la nación. | es_ES |
dc.language.iso | es | es_ES |
dc.subject | nación | es_ES |
dc.subject | liberalismo | es_ES |
dc.title | El juego de los espejos o la ambivalente relación del territorio y la nación | es_ES |
dc.type | book part | es_ES |
dc.subject.unesco | UNESCO::HISTORIA | es_ES |