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En el marco de un proyecto de investigación centrado en la percepción de la realidad multilingüe y la educación plurilingüe que reciben alumnos de distintos niveles educativos, tomamos como punto de partida las autobiografías lingüísticas escritas por un grupo de alumnos de 2º de Magisterio de la Universidad de Valencia. Los relatos recogidos son historias de vida lingüística donde los futuros maestros reflexionan sobre las lenguas que conocen y sobre el que ha sido su proceso de aprendizaje.
Un análisis de estos textos nos aproxima a la percepción que tienen estos estudiantes, que se están formando para afrontar los retos de una enseñanza plurilingüe, sobre el proceso de adquisición de lenguas y sobre diversos aspectos de la realidad sociolingüística valenciana, con un sistema educativo bilingüe (valenciano-castellano) oficial desde 1983 (LUEV). Los textos expresan actitudes lingüísticas de diverso signo y concepciones, muchas veces equívocas, sobre la relación entre los conceptos de lengua y de su variedad estándard. En concreto, abordaremos dos conceptos muy extendidos para expresar la adscripción lingüística de cada alumno en relación a la que considera su lengua primera y su lengua segunda.
En primer lugar, el uso de los conceptos “castellanoparlante” y “valencianoparlante”, que suponen la existencia de dos grupos etnolingüísticos inmutables, lejos de una realidad donde las competencias y los usos lingüísticos son cambiantes.
Y, relacionado con los anteriores, nos detendremos en los distintos usos del viejo término, impreciso y poco adecuado, de “lengua materna” (Skutnabb-Kangas, 1984): lengua materna como origen (la lengua o lenguas que se han aprendido primero), como identificación interna (la lengua/las lenguas con que uno se identifica) o externa (la lengua o lenguas con que uno es identificado), como competencia (la lengua o lenguas que sabe mejor) o como función (la lengua o lenguas que utiliza más).
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