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La Evaluación de los Programas de Formación para el Trabajo ha concitado un gran interés en los últimos años, tanto desde una perspectiva sociopolítica, como desde la gestión y organización de los mismos. La estructuración y evaluación de la Formación Profesional (Cabrera, 1987), en sus diversas modalidades, desde la Inicial reglada a la no reglada, ha constituido un centro de interés que progresivamente se ha ido instaurando también en nuestro país. El motivo central es que se ha constituido como uno de los ejes centrales de dinamización del empleo y de mejora de la competitividad empresarial a nivel europeo. Los fondos aportados para la Formación, las expectativas creadas en cuanto a su necesidad y consecuencias sociales, han definido en gran medida las soluciones evaluativas que se han ido desarrollando. Por este motivo, hemos estimado conveniente, antes de entrar en el ámbito propiamente dicho de la Evaluación, revisar algunas características de este tipo de Programas, dado que su Evaluación se orienta y/o condiciona por ellos.
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