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Helminths from the digestive tract of the striped dolphin (Stenella coeruleoalba) in the western Mediterranean: infection patterns within a long-term scale

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Helminths from the digestive tract of the striped dolphin (Stenella coeruleoalba) in the western Mediterranean: infection patterns within a long-term scale

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dc.contributor.advisor Aznar Avendaño, Francisco Javier
dc.contributor.advisor Fernández Martínez, Mercedes
dc.contributor.author Mateu Puncel, Paula
dc.contributor.other Facultat de Ciències Biològiques es_ES
dc.date.accessioned 2015-06-03T09:32:35Z
dc.date.available 2015-06-04T03:45:05Z
dc.date.issued 2015 es_ES
dc.date.submitted 12-06-2015 es_ES
dc.identifier.uri http://hdl.handle.net/10550/44156
dc.description.abstract 0.1. INTRODUCCIÓN GENERAL 0.1.1. DIVERSIDAD Los cetáceos albergan una fauna específica de parásitos de transmisión trófica que incluye digeneos, cestodos, nematodos y acantocéfalos (Aznar et al., 2001; Raga et al., 2009). Dentro de los digeneos se han citado unas 40 especies pertenecientes a cuatro familias (Heterophyidae, Brauninidae, Notocotylidae y Brachycladiidae), la mayoría encontradas en el tracto digestivo de cetáceos, aunque algunas especies también parasitan los senos aéreos y los pulmones (Raga et al., 2009). Además, se han citado tres familias de cestodos (Tetrabothriidae, Diphyllobothriidae y Phyllobothriidae) que incluyen unas 30 especies (Aznar et al., 2001; Raga et al., 2009). Un dato interesante sobre dichos cestodos es el hecho de que no sólo encontramos formas adultas, sino también larvas de distintas especies, lo que sugiere que los cetáceos podrían estar actuando como hospedadores definitivos e intermediarios. Dentro de los nematodos, también encontramos tres familias parasitando cetáceos (Anisakidae, Crassicaudidae y Pseudaliidae), aunque, sin lugar a dudas, la más estudiada es la familia Anisakidae, probablemente por su importancia económica y sanitaria, y el hecho de que es muy común, tanto en cetáceos como en un gran número de peces. Por último, dentro de los acantocéfalos, en cetáceos se han registrado nueve especies de Bolbosoma (Raga et al., 2009) y dos especies de Corynosoma (Sardella et al., 2005). Uno de los problemas principales para el estudio de parásitos de cetáceos es la disponibilidad de muestras, ya que se depende de muestreos oportunistas, lo que generalmente conlleva un tamaño muestral relativamente pequeño. Además, los especímenes de helmintos no suelen estar en buenas condiciones, ya que los hospedadores pueden llevar varios días muertos. Todo ello obstaculiza la descripción, identificación y clasificación de los distintos taxones (Gibson, 2002, 2005), por lo que hay una gran escasez de información sobre distintas áreas relacionadas con la diversidad de helmintos de cetáceos. 0.1.2. EL ORIGEN DE LAS ASOCIACIONES Durante el Eoceno (hace unos 50 millones de años), los ancestros de los actuales cetáceos colonizaron el medio marino (Berta et al., 2006), lo que supuso una barrera ecológica para los parásitos de origen terrestre (Hoberg, 1987; Balbuena y Raga, 1993; Aznar et al., 1994, 2001). De hecho, varios autores sugieren que dicha transición desde un medio terrestre a un medio marino supuso la extinción de aquellos parásitos de origen terrestre que no pudieron adaptarse al nuevo entorno (Delyamure, 1955; Aznar et al., 2001). Según esta hipótesis, los parásitos observados en la actualidad en los cetáceos serían el resultado de una ¿asociación por colonización¿, es decir, la colonización de nuevas especies hospedadoras por parte de los parásitos que ya existían en el medio marino cuando los ancestros de los cetáceos lo colonizaron (véase Brooks y McLennan, 1991 y referencias incluidas en el mismo). Para que esto ocurra se requieren dos condiciones. En primer lugar, el parásito y el hospedador deben encontrarse, y la probabilidad de encuentro depende de factores ecológicos y/o biogeográficos; en segundo lugar, el parásito debe poder sobrevivir en el nuevo hospedador, es decir, si el parásito y el hospedador se encuentran, el éxito de la colonización dependerá de si ambos son compatibles (a nivel fisiológico e inmunológico) o no. Puesto que la mayoría de parásitos de mamíferos marinos se transmiten por vía trófica, es altamente probable que acaben en especies ¿correctas¿ e ¿incorrectas¿ de hospedadores (Raga et al., 2009). Si el encuentro con hospedadores ¿incorrectos¿ es predecible y se repite en el tiempo, puede que haya especies de parásitos capaces de superar el filtro de compatibilidad y acabar incorporando dicho hospedador a su ciclo vital. De hecho, hay estudios filogenéticos que sugieren que digeneos, cestodos, nematodos y acantocéfalos de cetáceos son de origen marino y fueron transferidos a partir de parásitos que infectaban otros grupos de hospedadores como peces, aves marinas y pinnípedos (véase Aznar et al., 2001 y referencias incluidas). 0.1.3. CICLOS VITALES Debido a dificultades obvias relacionadas con el muestreo de cetáceos, especialmente oceánicos, se conoce muy poco de los ciclos vitales de sus helmintos (Aznar et al., 2001; Raga et al., 2009). A continuación, resumiremos las características principales de los ciclos vitales de los cuatro grandes grupos de helmintos presentes en cetáceos. Todos los digeneos son parásitos y sus ciclos vitales están normalmente vinculados a los hábitos alimenticios del hospedador definitivo (Bush et al., 2001). Aunque existe una gran diversidad de especies y una gran variedad de ciclos vitales, hay algunas características que son comunes a la mayoría de especies (Gibson, 1987; Bush et al., 2001). El adulto libera los huevos al medio, donde emerge un miracidio que busca e infecta el primer hospedador intermediario, típicamente un molusco (por lo general un gasterópodo o un bivalvo). Dentro del molusco, el parásito sufre fases de reproducción asexual y, finalmente, una cercaria de vida libre se libera al medio donde, dependiendo de la especie, puede infectar un segundo hospedador intermediario o el hospedador definitivo (Poulin, 1998; Bush et al., 2001). Los cetáceos son grandes depredadores, por lo que el ciclo vital de sus digeneos podría requerir un segundo hospedador intermediario, o incluso, un hospedador paraténico (de transporte) para cubrir el ¿vacío¿ trófico entre el segundo hospedador intermediario y el definitivo (Combes, 1995). Todos los cestodos tetrabotrídeos son parásitos con ciclos vitales complejos. Sin embargo, hasta la fecha no se conoce ningún ciclo vital de ninguna de las especies que infectan cetáceos. Se cree que el primer hospedador intermediario es un crustáceo, que consume el huevo del que emerge un procercoide que espera ser ingerido por el segundo hospedador intermediario, probablemente un cefalópodo o un teleósteo. Una vez infectado el segundo hospedador intermediario, la larva se transforma en plerocercoide y queda latente hasta que es ingerida por el hospedador definitivo (Bush et al., 2001). Se han sugerido ciclos vitales similares para los cestodos tetrafilídeos, que también incluirían crustáceos, cefalópodos y teleósteos como hospedadores intermediarios y/o paraténicos, y elasmobranquios como hospedadores definitivos (Hoberg, 1987). Sorprendentemente, se han citado cuatro formas larvarias de cestodos tetrafilídeos típicas de cetáceos, dos plerocercoides y dos merocercoides, lo que sugiere que los cetáceos podrían actuar como hospedadores intermediarios para cubrir el ¿vacío¿ trófico entre cefalópodos y teleósteos, y elasmobranquios que depredan sobre cetáceos (Aznar et al., 2007). En el caso de los cestodos difilobótridos, el primer hospedador intermediario sería un copépodo o un teleósteo (Raga et al., 2009), y el hospedador definitivo es un pinnípedo (Lauckner, 1985), aunque algunas especies usan cetáceos. Los nematodos se encuentran entre las criaturas más diversas de la tierra, pudiéndose encontrar especies de vida libre, parasitando plantas, invertebrados y vertebrados (Bush et al., 2001). Se han descrito tres géneros de anisákidos en mamíferos marinos, Pseudoterranova, Anisakis y Contracaecum. El ciclo vital de las especies de estos tres géneros es bastante similar. Generalmente, una larva de vida libre (L2) emerge del huevo y es ingerida por eufausiáceos y copépodos pequeños, en donde muda la larva L3. Si el hospedador definitivo es un cetáceo planctívoro no se requieren más hospedadores intermediarios. Sin embargo, para algunas especies es necesaria la presencia de teleósteos y/o cefalópodos que cubren el ¿vacío¿ trófico entre el segundo hospedador intermediario y el hospedador definitivo (Bush et al., 2001). En muchas áreas geográficas se conoce la identidad de los hospedadores implicados en especies de Anisakis. Por ejemplo, en el estuario de San Lorenzo (Canadá), el eufausiáceo Thysanoessa raschii se considera el principal hospedador intermediario, y los teleósteos Mallotus villosus y Clupea harengus actúan como hospedadores paraténicos, siendo los cetáceos, especialmente las belugas, Delphinapterus leucas, los hospedadores definitivos de A. simplex s.l. (Hays et al., 1998a, b). El ciclo vital de las especies de la familia Crassicaudidae es bastante desconocido y, por lo que sabemos, no se han registrado, hasta el momento, fases larvarias. Dentro de la familia Pseudaliidae hay siete géneros, generalmente asociados al tracto respiratorio de odontocetos (Lehnert et al., 2010, y referencias incluidas). Probablemente, la mayoría de las especies se transmiten por vía trófica, excepto las del género Halocercus, para las que se ha sugerido también una transmisión transplacentaria (Dailey, 2005). Por lo que conocemos, sólo hay un estudio en el que se han identificado larvas de especies de la familia Pseudaliidae. Lehnert et al. (2010) identificaron, usando técnicas moleculares, larvas de Pseudalius inflexus y Parafilaroides gymnurus en varias especies de peces, principalmente en el pez gallo, Limanda limanda, y la solla, Pleuronectes platessa en aguas alemanas. Respecto a acantocéfalos, se han encontrado adultos de especies de la familia Polymorphidae en anfibios, reptiles, aves marinas, peces y mamíferos. El acantor permanece en el huevo hasta que es ingerido por el primer hospedador intermediario, que en el caso de las especies de Bolbosoma parece ser un copépodo o un eufausiáceo (Bush et al., 2001). Una vez infectado se convierte en cistacanto y permanece a la espera de ser ingerido por un segundo hospedador intermediario o por el hospedador definitivo. Aunque se han citado distintas especies del género Bolbosoma en hospedadores paraténicos (Costa et al., 2000; Klimpel et al., 2006), la identidad de los hospedadores intermediarios generalmente se desconoce. Una excepción es Bolbosoma balaenae, para la cual se ha identificado el eufausiáceo Nyctiphanes couchii como hospedador intermediario (Gregori et al., 2012). En las especies marinas del género Corynosoma, parece ser que los anfípodos actúan como hospedadores intermediarios, los teleósteos como paraténicos y los mamíferos marinos como hospedadores definitivos principales (Aznar et al., 2006). 0.1.4. ESTRUCTURA DE LA COMUNIDAD PARÁSITA Debido al origen de las asociaciones parásito-hospedador (véase el Apartado 0.1.2), las especies helmínticas encontradas en cetáceos son generalmente específicas de este grupo de hospedadores. Por ello, tanto la composición como la riqueza de especies están restringida por dos factores, a saber, la diversidad local de especies de helmintos y la comunidad local de especies de cetáceos (Dailey and Perrin, 1973; Forrester et al., 1980; Balbuena and Raga, 1993; Hoberg et al., 1993; Gibson et al., 1998; Aguilar-Aguilar et al., 2001; Andrade et al., 2001; Fernández et al., 2003, 2004). A nivel de hospedador individual (infracomunidad), la riqueza y composición de especies de helmintos depende, en primer término, de la probabilidad de encuentro entre parásito y hospedador. Varios estudios sugieren que en el medio marino los estados infectivos están altamente ¿diluidos¿ (Hoberg, 1996, 2005; Raga et al., 2009; Valente et al., 2009; Santoro et al., 2010), por lo que la probabilidad de encuentro es bastante baja. Esta característica tiene dos consecuencias principales. Primero, la infracomunidad helmíntica debería ser depauperada si la comparamos con la riqueza observada en la comunidad componente y, segundo, las infracomunidades deberían constituir subconjuntos aleatorios de las especies que componen la comunidad. De hecho, existen varios estudios que han constatado la baja riqueza de especies de helmintos en cetáceos (Balbuena and Raga, 1993; Dans et al., 1999; Fernández et al., 2003). Sin embargo, la cuestión de la predecibilidad de las infracomunidades ha sido examinada en sólo dos estudios. Las infracomunidades de helmintos intestinales del calderón común (Globicephala melas), una especie oceánica, parecen ser altamente impredecibles (Balbuena and Raga, 1993), mientras que para la franciscana (Pontoporia blainvillei), una especie costera y sedentaria, es altamente predecible (Aznar et al., 1994, 1995). Por lo tanto, la probabilidad de infección no parece depender sólo del grado de ¿dilución¿ de los estados infectivos, sino también del hábitat y la movilidad de los hospedadores. 0.1.5. LA IMPORTANCIA DE ESTUDIOS A LARGO PLAZO El estudio del efecto de procesos naturales o antropogénicos exige no sólo estudios puntuales, sino también series de datos a largo plazo. Un claro ejemplo de esta necesidad es la detección y evaluación de los efectos del cambio climático (Collins et al., 2013). Sin embargo, la mayoría de estudios se realizan a escalas temporales pequeñas, por la que tan sólo proporcionan una `instantánea¿ de los procesos ecológicos. Existen estudios parasitológicos a largo plazo tanto en hábitats de agua dulce (Esch et al., 1988; Kennedy, 2001; Kennedy et al., 2002) como terrestres (Cattadori et al., 2005; Hudson et al., 2006), que subrayan la importancia de una correcta elección de la escala temporal de cualquier estudio. En cambio, debido a la limitación del muestreo oportunista de cetáceos, no existe ningún estudio que investigue cambios de sus faunas parásitas a largo plazo. 0.1.6. PARÁSITOS COMO MARCADORES BIOLÓGICOS 0.1.6.1. Antecedentes Los parásitos son excelentes marcadores biológicos de sus hospedadores debido a su ubicuidad ecológica y dependencia estricta del hospedador (McKenzie y Abaunza, 2005; Whiteman y Parker, 2005). Además, los parásitos de transmisión trófica también pueden indicar interacciones en las redes tróficas, ya que sus ciclos vitales incluyen estados de vida libre y hospedadores intermediarios, paraténicos y definitivos, que están vinculados a través de interacciones hospedador-presa. De esta manera, los cambios en los niveles de infección de los parásitos de transmisión trófica pueden indicar cambios significativos en las condiciones abióticas, tamaño poblacional, uso del hábitat o interacciones tróficas de sus hospedadores (Marcogliese y Cone, 1997; Marcogliese, 2004). Estas peculiaridades hacen de los parásitos candidatos ideales tanto para el estudio de interacciones tróficas como de cambios a largo plazo. Existen muchos estudios que usan a los parásitos como marcadores biológicos de contaminación (ver MacKenzie et al., 1995; MacKenzie, 1999; Sures et al., 1999; Lewis et al., 2003; Malek et al., 2007), o estudios poblacionales y de discriminación de stocks (Bower y Margolis, 1991; Williams et al., 1992; Balbuena et al., 1995; MacKenzie y Abaunza, 1998; Timi, 2007). Algunos estudios han empleado parásitos también para detectar variaciones asociadas con el cambio climático (ver Mackenzie, 1987; Khan and Chandra, 2006). 0.1.6.2. Parásitos como indicadores de dieta y marcadores de cambios en la red trófica La utilidad de los helmintos de transmisión trófica como indicadores radica en el hecho de que permanecen en el hospedador durante meses e incluso años después de la infección (Polis y Hurd, 1996; Lafferty et al., 2008). Por ello, proporcionan una ventaja sobre estudios de dieta basados en contenido estomacal, que sólo proporcionan una `instantánea¿ de la última ingesta antes de la muerte del hospedador. En este contexto, se considera que los parásitos representan una buena fuente de datos que complementa otros métodos, como podrían ser el contenido estomacal o el análisis de isótopos estables (Marcogliese, 2002, 2004). Sin embargo, hay que tener en cuenta que la interpretación de posibles cambios a largo plazo requiere un profundo conocimiento de los ciclos vitales de los distintos taxones helmínticos y de la dinámica poblacional de sus hospedadores. 0.1.6.3. Parásitos como marcadores biológicos de cetáceos La mayoría de estudios parasitológicos de cetáceos se centra en la descripción de la fauna parásita (véase Zam et al., 1971; Dailey y Stroud, 1978; Raga y Carbonell, 1985; Balbuena y Raga, 1993; Cerioni y Mariniello, 1996; Gibson et al., 1998; Aguilar-Aguilar et al., 2001; Rosas et al., 2002; Fernández et al., 2003, 2004). Además, algunos autores han usado distintas especies parásitas para estudios de comportamiento (Balbuena y Raga, 1991), estructura social (Balbuena y Raga, 1993; Balbuena et al., 1995), filogeografía (Kaliszewska et al., 2005), discriminación de stocks (Aznar et al., 1995) y estado de salud (Aznar et al., 1994, 2005) de sus hospedadores. Sin embargo, los estudios parasitológicos aún no han alcanzado su máximo potencial. Dentro de las redes tróficas, los cetáceos son depredadores tope, lo que significa que normalmente actúan como hospedadores definitivos para muchas de las especies helmínticas. Si se detectan cambios a largo plazo en la composición o estructura de la comunidad helmíntica sería razonable pensar que ha habido cambios en la dieta y/o en la red trófica. Sin embargo, hasta donde conocemos, no hay estudios basados en un tamaño muestral lo suficientemente grande y con una serie temporal lo suficientemente larga como para investigar dicha posibilidad. 0.1.7. CETÁCEOS Y SUS HELMINTOS EN EL MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL Actualmente existen unas 83 especies de cetáceos divididas en dos subórdenes, odontocetos y misticetos, que virtualmente habitan todos los ambientes marinos, desde los polos (como las belugas, Delphinapterus leucas, en aguas del Ártico) hasta aguas tropicales (como el tucuxi, Sotalia fluviatilis, en Sudamérica) (Borobia et al., 1991; Silva y Best, 1996). De los dos subórdenes, los odontocetos representan el grupo más numeroso, con 10 familias, 40 géneros y al menos 70 especies, mientras que en los misticetos encontramos 4 familias, 6 géneros y 13 especies. Actualmente se conocen siete especies de cetáceos con poblaciones residentes en el Mar Mediterráneo: el delfín común, Delphinus delphis, el delfín listado, Stenella coeruleoalba, el delfín mular, Tursiops truncatus, el calderón gris, Grampus griseus, el calderón negro, Globicephala melas, el cachalote, Physeter macrocephalus y el zifio de Cuvier, Ziphius cavirostris (Notarbartolo di Sciara, 2002). En aguas del Mediterráneo occidental se han citado al menos 21 taxones de helmintos de cetáceos, incluyendo cinco digeneos, ocho cestodos, siete nematodos y un acantocéfalo (Raga, 1985; Raga y Carbonell, 1985; Raga et al., 1992; Raga y Balbuena, 1993; Fernández et al., 2003, 2004; Aznar et al., 2006, 2007; Quiñones et al., 2013). Sin embargo, no podemos olvidar que, debido a los problemas relacionados con el muestreo de cetáceos, puede que haya otras especies parásitas aún por describir. 0.1.7.1. El delfín listado, Stenella coeruleoalba El delfín listado, Stenella coeruleoalba, es una especie cosmopolita que podemos encontrar en aguas templadas y tropicales de todo el mundo (Archer, 2009). En las costas españolas del Mediterráneo, Gómez de Segura et al. (2006) concluyeron que el delfín listado es la especie de cetáceo más abundante. Sin embargo, la población del Mediterráneo está considerada como ¿Vulnerable¿ en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la IUCN. Por ello, no es sorprendente que existan numerosos estudios acerca de distintos aspectos de su biología reproductiva (Aguilar, 1991; Calzada et al., 1996, 1997), distribución y uso del hábitat (Reilly, 1990; Cañadas et al., 2002; Azzellino et al., 2008), hábitos alimenticios (Blanco et al., 1995; Hassani et al., 1997) y estado de salud (Van Bressem et al., 1999, 2003; González et al., 2002; Muñoz et al., 2006; Raga et al., 2008). El delfín listado se considera un depredador oportunista que se alimenta de teleósteos, cefalópodos y crustáceos. Existen muchos estudios acerca de la dieta del delfín litado basados en contenido estomacal en distintas áreas geográficas, como las costas de Japón, el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo (Miyazaki et al., 1973; Desportes, 1985; Pulcini et al., 1992; Sekiguchi et al., 1992; Würtz y Marrale, 1993; Blanco et al., 1995; Hassani et al., 1997; Meotti y Podestà, 1997; Ringelstein et al., 2006; Spitz et al., 2006; Öztürk et al., 2007; Santos et al., 2008). Otros estudios de dieta se basan en isótopos estables (Das et al., 2000; Gómez-Campos et al., 2011; Meissner et al., 2012). En el Mediterráneo, la dieta del delfín listado consiste en teleósteos y cefalópodos mesopelágicos (Würtz y Marrale, 1993; Blanco et al., 1995; Meotti y Podestà, 1997). En 1990, el delfín listado del Mediterráneo occidental sufrió una mortandad masiva causada por un morbillivirus. Aunque el número total de bajas no se pudo calcular, se estima que miles de individuos murieron a causa de encefalitis y/o neumonía (Domingo et al., 1992; Duignan et al., 1992). Un censo realizado entre 2001-2003 sugirió que la población en el Golfo de Valencia pareció haberse recuperado, con números cercanos a los estimados antes de la mortandad (Gómez de Segura et al., 2006). Sin embargo, en 2007 hubo un segundo brote epidémico del virus (Raga et al., 2008), probablemente favorecido por la alta densidad poblacional. 0.1.7.2. Fauna helmíntica del delfín listado La fauna parásita del delfín listado se ha estudiado en distintas áreas geográficas, como el Atlántico (Zam et al., 1971; Abollo et al., 1998; Gibson et al., 1998), el Pacífico (Dailey y Stroud, 1978; Dailey y Walker, 1978) y el Mediterráneo (Raga y Carbonell, 1985; Raga 1986). Dichos estudios se basan en un tamaño muestral pequeño (n ¿ 15) y se centran en determinar la identidad de los distintos taxones parásitos. Hasta la fecha, se han identificado varias especies de nematodos (Anisakis spp., Crassicauda sp., Skrjabinalius guevarai y Sterunus ovatus), digeneos (Pholeter gastrophilus, Oschmarinella rochebruni y Brachycladium atlanticum), cestodos (Monorygma grimaldii, Phyllobothrium delphini, Tetrabothrius forsteri, Strobilocephalus triangularis y Trigonocotyle sp.) y un acantocéfalo (Bolbosoma vasculosum) (Raga y Carbonell, 1985: Fernández et al., 1991; Manfredi et al., 1992; Agustí et al., 1999). Aunque se conoce la identidad de la fauna helmíntica del delfín listado, hay otros muchos aspectos ecológicos que aún se desconocen. Existe escasa información sobre la composición faunística basada en un tamaño muestral grande. Además, también hay una falta de información cuantitativa desde la perspectiva de la comunidad helmíntica, que ayudaría a entender el papel de los factores ecológicos y filogenéticos en la dinámica de las faunas parásitas (Poulin, 1995). En este sentido, existen algunos estudios sobre las comunidades de parásitos de cetáceos que sugieren el papel fundamental de los factores filogenéticos para explicar la diversidad y composición de las comunidades (Balbuena y Raga, 1993; Aznar et al., 1994). Sin embargo, un aspecto relativamente inexplorado en cetáceos es el de los efectos que las variables asociadas al hospedador, p.e., especie, longitud total, edad y sexo, sobre las comunidades parásitas (Balbuena y Raga, 1993; Balbuena et al., 1994). Además, es necesario llevar a cabo estudios a largo plazo para investigar la dinámica de las relaciones parásito-hospedador, especialmente si se dan perturbaciones en el sistema, tanto naturales (como las epizootias virales) como antropogénicas. Esto se discute en la siguiente sección. 0.1.7.3. Impactos a largo plazo en las poblaciones del delfín listado del Mediterráneo Durante las pasadas décadas, la población del delfín listado en aguas del Mediterráneo occidental sufrió impactos de carácter antropogénico y natural. Hay evidencias de que la sobrepesca de la sardina (Sardina pilchardus), supuestamente una de las principales presas del delfín listado en el área, podría haber causado un cambio importante en su dieta, incrementando el número de presas demersales, especialmente la merluza, Merluccius merluccius (Gómez-Campos et al., 2011). Una dieta basada en la merluza proporciona menos valor energético que una dieta basada en la sardina, por lo que se especula con la posibilidad de que dicho cambio pudiera causar efectos perjudiciales a largo plazo, particularmente para aquellos individuos con una demanda nutricional más elevada, como podrían ser individuos jóvenes o hembras preñadas y lactantes (Gómez-Campos et al., 2011). Durante la primera mortandad masiva de 1990 se detectaron niveles anormalmente altos de compuestos organoclorados. Existen evidencias de que dichos niveles podrían haber tenido efectos inmunodepresores, lo cual podría haber incrementado la susceptibilidad de los delfines a la infección con el morbillivirus (Aguilar y Borrell, 1994). Curiosamente, Aguilar y Raga (1993) también sugirieron que las temperaturas del agua durante el invierno anterior a la primera epizootia fueron anormalmente altas, lo que podría haber dado lugar a una disminución de la productividad, con la consiguiente reducción de alimento disponible y falta de capacidad por parte de los delfines para hacer frente al morbillivirus. Las olas de calor y otro tipo de condiciones meteorológicas extremas parecen ser más comunes en las últimas décadas, y la pregunta es si están relacionadas o no con el cambio climático (Coumou y Rahmstorf, 2012). En el Mediterráneo occidental existe una clara evidencia al aumento de la temperatura y la salinidad de la superficie del mar (Vargas-Yáñez et al., 2010), lo que podría afectar no sólo a las poblaciones de grandes depredadores, como el delfín listado, sino también a la función de todo el ecosistema (Bianchi, 2007). Por tanto, sería interesante explorar si dichos impactos, tanto naturales como antropogénicos, se han visto reflejados en cambios a largo plazo en la fauna helmíntica de cetáceos. 0.2. JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVOS La presente tesis doctoral tiene tres propósitos generales. Primero, proporcionar información sobre la diversidad específica y estructura de la comunidad de la fauna helmíntica del tracto digestivo del delfín listado (Stenella coeruleoalba) en las aguas del Mediterráneo occidental. Segundo, investigar si, tanto factores naturales como antropogénicos han tenido un efecto a largo plazo sobre la estructura de dichas comunidades helmínticas. Tercero, investigar los ciclos vitales de los helmintos de cetáceos, usando esta información para interpretar patrones ecológicos encontrados en el hospedador definitivo. Los objetivos específicos son los siguientes: 1. Describir la fauna helmíntica del aparato digestivo del delfín listado, Stenella coeruleoalba, en aguas del Mediterráneo occidental. 2. Investigar los factores que determinan la estructura y composición de las comunidades helmínticas. 3. Explorar cambios a largo plazo en la estructura de las comunidades helmínticas. 4. Examinar la presencia de larvas de los distintos taxones parásitos de cetáceos, tratando de elucidar ciclos vitales y rutas de infección. 0.3. MATERIALES Y MÉTODOS En este resumen, los materiales y métodos se describen por separado para cada uno de los capítulos. 0.4. COMUNIDAD PARÁSITA INTESTINAL DEL DELFÍN LISTADO (STENELLA COERULEOALBA) EN AGUAS DEL MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL: EFECTOS DE LA LONGITUD, EDAD Y SEXO DEL HOSPEDADOR. 0.4.1. INTRODUCCIÓN La parasitofauna del delfín listado, Stenella coeruleoalba, se ha descrito en distintas regiones geográficas, incluyendo el Atlántico norte (Zam et al., 1971; Abollo et al., 1998; Gibson et al., 1998), el Pacífico norte (Dailey y Stroud, 1978; Dailey y Walker, 1978) y el Mar Mediterráneo (Raga y Carbonell, 1985; Raga, 1986; Abril et al., 1991). Sin embargo, estos estudios están basados en tamaños muestrales pequeños (n ¿ 15) y se limitan a proporcionar información sobre la identidad de los taxones parásitos encontrados. Por lo tanto, existe una escasez de información cuantitativa desde una perspectiva de la comunidad parasitaria, lo que ayudaría a entender el papel de la filogenia y los factores ecológicos sobre la dinámica de las faunas parásitas en el delfín listado. Por otra parte, el efecto del hospedador (longitud, edad o sexo) sobre la estructura de las comunidades parásitas ha sido poco estudiado (Balbuena y Raga, 1993; Balbuena et al., 1994). La población del delfín listado del Mediterráneo sufrió en 1990 una epizootia causada por el morbillivirus de cetáceos (CeMV) que produjo la muerte de miles de individuos (Aguilar y Raga, 1993) por encefalitis y/o neumonía (Domingo et al., 1992; Duignan et al., 1992). Dado que todos los individuos varados presentaban una causa de muerte conocida y afectó a un gran número de individuos de todas las edades y sexos en un corto periodo de tiempo, esta mortandad masiva proporcionó una oportunidad única para (1) describir la fauna intestinal del delfín listado basada en un gran tamaño muestral, (2) estudiar, por primera vez, parámetros de infracomunidad y (3) explorar los efectos de la longitud, edad y sexo del delfín en la estructura de la comunidad parásita intestinal. 0.4.2. MATERIALES Y MÉTODOS Se analizó un total de 52 ejemplares de delfín listado varados en las costas de la Comunidad Valenciana (España) durante la epizootia de 1990 (28 machos y 24 hembras). Antes de la necropsia se determinó el sexo de los delfines y se tomaron medidas estandarizadas (ver Geraci y Lounsbury, 2005). Durante la necropsia, los intestinos se recogieron y congelaron a -20oC para su posterior examen. Para el análisis parasitológico, los intestinos se dividieron en 20 secciones de la misma longitud. Cada sección se lavó por separado sobre un tamiz con una luz de malla de 0,02mm y se recogieron los restos sólidos en una placa de Petri. Los parásitos encontrados se lavaron en solución salina, se identificaron, se contaron y fueron fijados y conservados en etanol al 70%. Para la identificación de los parásitos, los cestodos se tiñeron con acetocarmín (Georgiev et al., 1986), se deshidrataron y se montaron en preparaciones permanentes con bálsamo de Canadá. Posteriormente, algunos individuos se dibujaron con la ayuda de un tubo de dibujo y se identificaron según Hoberg (1987a, 1989, 1990) y Nikolov et al. (2010). Los acantocéfalos se transparentaron en lactofenol, se montaron en preparaciones temporales para poder ser dibujados y se identificaron según Petrochenko (1958) y Costa et al. (2000). Se depositaron especímenes de referencia en el Museo de Historia Natural de Londres (Reino Unido) con número de acceso: Tetrabothrius forsteri, NHMUK 2013.5.31.6-7 y Strobilocephalus triangularis, NHMUK 2013.5.31.8-9. Se investigó si la abundancia de las distintas especies parásitas y las distintas variables de infracomunidad (abundancia total, riqueza e índice de diversidad de Brillouin) covariaban significativamente con la longitud y/o edad del hospedador mediante una correlación de Spearman y se compararon diferencias entre machos y hembras usando un test de Mann-Whitney. Además, se llevó a cabo un test de varianza de Schluter y el test de Fisher para señalar asociaciones significativas entre especies parásitas. Por último, se investigaron los posibles efectos de la longitud, edad y/o sexo de los delfines sobre la estructura de las infracomunidades parásitas con un PERMANCOVA. 0.4.3. RESULTADOS Todos los intestinos examinados contenían, al menos, una especie parásita. Se recogieron un total de 2.517 helmintos pertenecientes a 4 especies: adultos de 3 especies de cestodos de la familia Tetrabothriidae e individuos inmaduros de acantocéfalos pertenecientes a la familia Polymorphidae. La especie más frecuente y abundante fue Tetrabothrius forsteri (prevalencia: 96,2%; intensidad media [95% IC]: 47,4 [34,4-68,2]), que se encontró a lo largo de todo el intestino (con la mayor parte de la población en el duodeno y disminuyendo hacia la parte posterior del intestino). Trigonocotyle globicephalae se encontró en bajas intensidades (9,6%; 1,8 [1,0-2,2]) y también en la primera mitad del intestino. Al contrario, Strobilocephalus triangularis (23,1%; 5,3 [2,9- 10,2]) se encontró exclusivamente en la última sección (recto), a excepción de un único individuo localizado en la sección 18. Además se encontraron individuos inmaduros de Bolbosoma vasculosum sin una preferencia aparente por ninguna sección en particular del intestino (51,9%; 2,7 [2,0-3,4]). El 80% de los delfines analizados en este estudio estaban infectados por 1-2 especies y la abundancia de los parásitos fue muy baja (<60 individuos). Los resultados para los descriptores de infracomunidad mostraron comunidades depauperadas (abundancia total (95% IC) [rango]: 48,4 (36,1-68,9) [1- 294]; riqueza de especies (95% IC) [rango]: 1,81 (1,59-2,04) [1-4]; índice de Brillouin (95% IC) [rango]: 0,172 (0,123-0,233) [0-0,817]). No se detectaron diferencias significativas ni en las abundancias ni en los descriptores de infracomunidad calculados (abundancia total, riqueza e índice de Brillouin) entre delfines de distinto sexo. Asimismo, tampoco se hallaron correlaciones significativas de los descriptores de infracomunidad con la longitud ni con la edad de los delfines. El test de Schluter indicó que, en esencia, las infracomunidades estaban compuestas por combinaciones aleatorias de especies. 0.4.4. DISCUSIÓN Las especies de parásitos encontradas en este estudio son exclusivas de cetáceos, principalmente las de la familia Delphinidae que habitan aguas oceánicas. Además, los patrones de especificidad coinciden con los de otros cetáceos oceánicos en los que la fauna intestinal está dominada por cestodos de la familia Tetrabothriidae y especies del género Bolbosoma. Trigonocotyle globicephalae siempre ha sido asociado a delfínidos teutófagos, habiéndose citado en el calderón gris, Grampus griseus, en las costas de Japón, en el calderón negro, Globicephala melas, en aguas del Atlántico norte y en el calderón tropical, G. macrorhynchus, (Yamaguti, 1959; Kikuchi et al., 1988; Balbuena y Raga, 1993). Asimismo, en el Mar Mediterráneo se ha registrado típicamente en el calderón común y en el calderón gris (Raga y Balbuena, 1993; Fernández et al., 2003) Por lo tanto, el presente estudio representa la primera cita de T. globicephalae en una especie del género Stenella. Strobilocephalus triangularis también se ha encontrado en aguas del Atlántico y Pacífico, principalmente en delfínidos como Cephalorhynchus commersonii, Delphinus delphis, Hyperoodon ampullatus, Lagenodelphis hosei, Lagenorhynchus acutus, Mesoplodon bidens, Stenella attenuata, S. longirostris y S. bredanensis (Baer, 1932; Delyamure, 1955; Dailey y Otto, 1982; Raga, 1985; Berón-Vera et al., 2001). En el Mediterráneo, tan sólo se ha citado en aguas occidentales infectando Stenella coeruleoalba (Raga y Carbonell, 1985) y Tursiups truncatus (Quiñones et al., 2013). Tetrabothrius forsteri ha sido citado en varias especies de delfínidos en aguas del Atlántico y el Pacífico, como por ejemplo, en L. hosei, L. acutus, Steno bredanensis, S. attenuata, S. longirostris, y T. truncatus (Forrester y Robertson, 1975; Dailey y Otto, 1982; VanWaerebeek et al., 1990; Mignucci-Giannoni et al., 1998; Olson y Caira, 1999). En aguas del Mediterráneo, existen citas en S. coeruleoalba, D. delphis, T. truncatus y Mesoplodon bidens (Raga y Carbonell, 1985; Raga y Balbuena, 1987; Quiñones et al., 2013). Todos los individuos de B. vasculosum encontrados eran inmaduros, por lo que sugerimos que este acantocéfalo es capaz de establecerse, pero no de madurar y reproducirse en el delfín listado. Esta observación es común a la mayoría de registros de B. vasculosum a nivel mundial. Además de las citas de cistacantos registrados en peces (Bakay y Zubchenko, 1984; Panebianco y Sebastio, 1988; Klimpel et al., 2006; Costa et al., 2000; García et al., 2008), se han encontrado individuos juveniles de B. vasculosum en odontocetos, principalmente oceánicos, en aguas del Pacífico (Pendergraph, 1971; Zam et al., 1971), Atlántico (Dailey y Perrin, 1973; Mignucci-Giannoni et al., 1998; Costa et al., 2000; Aguilar-Aguilar et al., 2001) y del Mediterráneo (Raga y Carbonell, 1985; Fernández et al., 2004). Hay tres estudios en los que se citan individuos adultos de B. vasculosum. Williams y Bunkley-Williams (1996) encontraron un especimen en la sierra, Scomberomorus cavalla, de Puerto Rico; Harada (1935) encontró tres individuos en un atún rojo, Thunnus thynnus, de Japón, y Yamaguti (1963) citó adultos de B. vasculosum en el delfín común, D. delphis y en el zifio de Sowerby, M. bidens. Sin embargo, la ausencia de registros adicionales en estas especies tan estudiadas hace que la identidad del hospedador definitivo principal de B. vasculosum esté aún por determinar. A nivel de infracomunidad, la riqueza de especies depende en la probabilidad de encuentro entre parásito y hospedador. Nuestros resultados coinciden con la hipótesis de que en el medio marino las fases infectivas de los parásitos de transmisión trófica están altamente ¿diluidas¿ (ver Valente et al., 2009 y Santoro et al., 2010, para tortugas marinas; Hoberg, 1996, 2005, para aves marinas, y Raga et al., 2009, para mamíferos marinos). Cabe destacar que T. forsteri se encontró en 50 de los 52 delfines analizados, por lo que se podría especular con que dicha ¿dilución¿ no se aplica a esta especie, al menos en el área de estudio. En cetáceos hay un sólo estudio en el que se investigaron los efectos del hospedador sobre los parámetros de la infracomunidad. En el calderón negro, Balbuena y Raga (1993) encontraron una relación positiva entre la edad del hospedador con la diversidad de especies y la abundancia de las infracomunidades intestinales. Estos autores sugirieron que dichos resultados podrían deberse a que los individuos de mayor edad son de mayor tamaño, por lo que necesitan la ingesta de un mayor número de presas para satisfacer su demanda metabólica. Dicho incremento en el número de presas significa, a su vez, un incremento en la probabilidad de infección. Nuestros resultados no muestran efectos del hospedador ni en las abundancias ni en los descriptores de infracomunidad. Sin embargo, si comparamos los datos, observamos que los de Balbuena y Raga (1993) incluyen un mayor número de individuos juveniles que los nuestros, por lo que un efecto de la edad y longitud del hospedador sobre la fauna intestinal no puede descartarse, y nos hacen sugerir la necesidad de investigaciones futuras sobre el delfín listado que incluyan una mayor cantidad de hospedadores de menor tamaño y edad (véase el Apartado 0.7). 0.5. ESPECIFICIDAD DE OSCHMARINELLA ROCHEBRUNI Y BRACHYCLADIUM ATLANTICUM (DIGENEA: BRACHYCLADIIDAE) EN CINCO ESPECIES DE CETÁCEOS DEL MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL. 0.5.1. INTRODUCCIÓN La mayoría de las especies (35 de las 42 especies descritas) de digeneos de la familia Brachycladiidae (antes Campulidae) se encuentran en cetáceos de todo el mundo mientras que el resto se pueden encontrar en pinnípedos y en la nutria marina (Aznar et al., 2001; Dailey, 2007). La información sobre la biología de los braquicládidos es muy limitada. Se desconoce, por ejemplo, la identidad de los hospedadores intermediarios y paraténicos (Fernández, 1996; Barnett et al., 2008) y los datos sobre los patrones de especificidad son escasos. Sin embargo, todo indica que dichos patrones son muy variables, por lo que encontramos especies que parasitan especies simpátricas de mamíferos marinos, mientras que otras están restringidas a una sola especie hospedadora. Por ejemplo, Orthosplanchnus arcticus se ha citado en seis especies de pinnípedos y dos especies de cetáceos en aguas árticas y subárticas (Adams, 1988; Raga y Balbuena, 1993), y Brachycladium goliath (=Lecithodesmus goliath) se ha encontrado en cinco especies de ballenas en el Pacífico Norte. Sin embargo, un estudio parasitológico de más de 300 cetáceos pertenecientes a 13 especies varados en las costas del Reino Unido (Gibson et al., 1998) reveló que Campula oblonga se encuentra casi exclusivamente en la marsopa común, Phocoena phocoena, y numerosos estudios han sugerido que Synthesium pontoporiae está restringido a la franciscana, Pontoporia blainvillei, en aguas del Atlántico Sur (Andrade et al., 2001; Melo et al., 2006; Berón-Vera et al., 2008; Marigo et al., 2008, y referencias en los mismos). Las razones por las que aparecen diferencias tan marcadas en la especificidad de distintas especies parásitas se desconocen. Sin embargo, este aspecto puede investigarse mediante el examen de los filtros de encuentro y compatibilidad sugeridos por Euzet y Combes (1980). En el caso de los braquicládidos sabemos que los cetáceos se infectan mediante el consumo de presas que albergan el parásito (probablemente peces y/o cefalópodos, véase Fernández et al., 1998b). Por tanto, podemos estudiar los hábitos alimenticios de los hospedadores para determinar la probabilidad de contacto entre parásito y hospedador (filtro de encuentro). Por otro lado, como los braquicládidos se transmiten por vía trófica, no sería sorprendente encontrarlos en especies hospedadoras con dietas similares (p.e., cetáceos, pinnípedos o aves marinas), por lo que diferencias en el crecimiento y/o reproducción del parásito podrían indicar diferencias en compatibilidad entre las distintas especies hospedadoras (filtro de compatibilidad). En este estudio se utilizan los filtros de encuentro y compatibilidad para determinar, por primera vez, los patrones de especificidad de los braquicládidos hepatopancreáticos en el delfín listado y otros cetáceos del Mediterráneo occidental. Primero se determinarán los niveles de infección para, posteriormente, comparar la eficacia biológica de las especies parásitas en las distintas especies hospedadoras. 0.5.2. MATERIALES Y MÉTODOS Este estudio se basa en datos de 148 cetáceos varados en las costas de la Comunidad Valenciana (España) entre 1982 y 2008. Los conductos hepatopancreáticos de 103 ejemplares del delfín listado, Stenella coeruleoalba, 18 de calderón gris, Grampus griseus, 14 de delfín mular, Tursiops truncatus, 8 de delfín común, Delphinus delphis, y 5 de calderón común, Globicephala melas, se analizaron a nivel parasitológico. Para confirmar que los individuos de Brachycladium atlanticum encontrados en distintas especies hospedadoras pertenecían a la misma especie se procedió al análisis molecular. Para ello se extrajo ADN ribosomal mediante el protocolo de fenolcloroformo (Holzer et al., 2004) y se comparó el espaciador transcrito interno 2 (ITS2) (ver Nolan y Cribb, 2005). Para determinar la compatibilidad de Brachycladium atlanticum con las distintas especies hospedadoras se hizo un estudio morfológico y se estimó el número de huevos en 106 especímenes adultos recogidos en el delfín listado y 17 del delfín común. Además, se llevó a cabo un análisis de componentes principales (ACP) basado en una matriz de varianza-covarianza de 7 variables morfométricas de B. atlanticum para visualizar diferencias en la alometría estática multivariada entre especies hospedadoras. 0.5.3. RESULTADOS Se encontraron dos especies de la familia Brachycladiidae, Brachycladium atlanticum y Oschmarinella rochebruni, en los conductos hepatopancreáticos de los cetáceos analizados. Oschmarinella rochebruni se encontró exclusivamente en el delfín listado, mientras que el análisis molecular confirmó que los individuos de B. atlanticum encontrados en el delfín listado y en el delfín común pertenecían a la misma especie. En el resto de especies de cetáceos no se encontraron digeneos. Aunque el análisis estadístico demostró una alta variabilidad morfológica entre los individuos parásitos encontrados en la misma especie hospedadora (el delfín listado), el análisis de componentes principales confirmó la existencia de diferencias de tamaño entre los individuos de B. atlanticum encontrados en el delfín listado y en el delfín común. Los valores morfológicos mostraron que los individuos de B. atlanticum del delfín común eran aproximadamente un 50% más pequeños que los del delfín listado, no así el tamaño de los huevos, cuyo tamaño no difirió significativamente entre especies hospedadoras. Aun así, la fecundidad en individuos de B. atlanticum del delfín común también se vio afectada, ya que el número medio de huevos se encontraba significativamente por debajo del número medio estimado para los individuos encontrados en el delfín listado. 0.5.4. DISCUSIÓN Los datos indican que dos especies de la familia Brachycladiidae infectan los conductos hepatopancreáticos de los cetáceos presentes en aguas del Mediterráneo occidental. El delfín listado parece ser el hospedador definitivo de O. rochebruni. Sin embargo, estudios en otras localidades demuestran que O. rochebruni no está restringido a dicha especie hospedadora, ya que se ha encontrado en otras especies de delfínidos. En el Pacífico norte, por ejemplo, se ha citado en el delfín común, el delfín de hocico largo, Stenella longirostris, y el delfín manchado tropical, Stenella attenuata, pero no en el delfín listado (Dailey y Perrin, 1973; Dailey y Otto, 1982). Asímismo, en el Atlántico norte se ha encontrado en el delfín común pero no en el delfín listado (Gibson et al., 1998). En este estudio, Brachycladium atlanticum se encontró en el delfín listado y delfín común, sin mostrar diferencias significativas ni en la prevalencia ni en la abundancia media entre especies. Hasta la fecha, B. atlanticum sólo se había citado en el delfín listado en aguas de las Islas Canarias (Abril et al., 1991), por lo que este estudio representa la primera cita de B. atlanticum en el delfín común. La restricción de O. rochebruni y B. atlanticum a 1-2 especies hospedadoras podría ser el resultado de diferencias en la probabilidad de contacto (filtro de encuentro) entre dichos parásitos y las diferentes especies hospedadoras y la capacidad de estos braquicládidos de madurar y reproducirse (filtro de compatibilidad) en el hospedador correspondiente. Analizando los hábitos alimenticios de las cinco especies de cetáceos analizados observamos que las principales presas del delfín listado en el área de estudio son peces y cefalópodos mesopelágicos (Blanco et al., 1995, 2009; Bosch de Castro, 2014) y que el delfín común también depreda sobre peces mesopelágicos (Pusineri et al., 2007 y referencias incluidas). Sin embargo, el delfín mular se alimenta principalmente de peces neríticos (Blanco et al., 2001), mientras que el calderón gris y el calderón común son mayoritariamente teutófagos, alimentándose de cefalópodos mesopelágicos (Blanco et al., 2006; Blanco, com. pers.). Por ello, sugerimos que tanto O. rochebruni como B. atlanticum podrían infectar el delfín listado y el delfín común mediante la ingesta de peces y cefalópodos mesopelágicos infectados con las fases larvarias, y que rara vez contactan con las otras especies de cetáceos. Los resultados también muestran una alta variabilidad en la morfología de B. atlanticum en el delfín listado. Dado que el rango de intensidad en el delfín listado va de 1 a 69 individuos, y que no hubo relación entre morfología o fecundidad y tamaño infrapoblacional, consideramos que no hay evidencias de que dicha variabilidad sea debida a efectos de hacinamiento o ¿crowding¿. Asimismo, en el delfín común infectado tan sólo se encontraron 19 individuos, por lo que tampoco cabría esperar que la disminución del tamaño de B. atlanticum en esta especie se debiera a dicho efecto. Fernández et al. (1995) destacaron que el tamaño del huevo es un carácter altamente conservado en Synthesium tursionis (Brachycladiidae), independientemente del tamaño del parásito o del hospedador. En el presente estudio, los individuos de B. atlanticum recolectados del delfín común parecen ser más pequeños que los del delfín listado y presentan un menor número de huevos. Sin embargo, nuestros resultados coinciden con Fernández et al. (1995), ya que el tamaño del huevo es el único carácter morfológico que parece no variar significativamente en ambas especies hospedadoras. En conclusión, en aguas del Mediterráneo occidental parece que el hospedador definitivo de O. rochebruni es el delfín listado. Además, B. atlanticum puede encontrarse no sólo en el delfín listado sino también en el delfín común, aunque éste último parece ser una especie hospedadora menos adecuada para dicho digeneo. 0.6. COMUNIDAD PARÁSITA GÁSTRICA DEL DELFÍN LISTADO (STENELLA COERULEOALBA): EFECTOS DE LA LONGITUD, EDAD Y SEXO DEL HOSPEDADOR. 0.6.1. INTRODUCCIÓN Se han citado al menos 12 taxones de metazoos parásitos de transmisión trófica en el delfín listado: 3 digeneos, 5 cestodos, 3 nematodos y 1 acantocéfalo (Raga, 1985; Raga y Carbonell, 1985; Raga et al., 1992; Raga y Balbuena, 1993; Aznar et al., 2006, 2007; Mateu et al., 2011, 2014). Tan sólo dos de estas especies se han encontrado infectando el estómago: el digeneo Pholeter gastrophilus y nematodos del género Anisakis. A nivel global, Pholeter gastrophilus se ha citado en al menos 17 especies de cetáceos (Aznar et al., 1992; Raga, 1994), incluyendo especies costeras (Dollfus, 1974; Van Waerebeek et al., 1993; Aznar et al., 1994; Gibson et al., 1998; Berón-Vera et al., 2001) y oceánicas (Aznar et al., 1992; Raga y Balbuena, 1993; Fernández et al., 2003). odos los estudios indican que los individuos de P. gastrophilus se encuentran dentro de quistes en el sistema digestivo de cetáceos (Raga y Carbonell, 1985; Fernández et al., 1991; Manfredi et al., 1992; Gibson et al., 1998), ya que el hospedador forma nódulos alrededor del parásito en respuesta a la infección (Woodard et al., 1969; Migaki et al., 1971; Howard et al., 1983). Según Mattiucci y Nascetti (2006), actualmente hay 9 especies que pertenecen al género Anisakis (A. pegreffii, A. simplex sensu stricto, A. berlandi, A. typica, A. ziphidarum, Anisakis sp., A. physeteris, A. brevispiculata and A. paggiae). Desafortunadamente, las larvas de anisákidos son indistinguibles morfológicamente, por lo que ha sido necesario aplicar técnicas moleculares durante las últimas décadas para reorganizar la taxonomía de anisákidos y describir nuevas especies (Paggi et al., 1998; Mattiucci et al., 1997, 2005, 2009). En aguas del Mediterráneo occidental, diversos estudios han citado la presencia de especies de Anisakis en el delfín listado (Raga y Carbonell, 1985; Fernández et al., 1991; Manfredi et al., 1992). Sin embargo, la identidad específica de estos individuos no se conoce. Durante el verano de 1990, los delfines listados del Mediterráneo occidental sufrieron una mortandad masiva causada por un morbillivirus que acabó con la vida de miles de ejemplares. Este brote proporcionó una oportunidad única para estudiar un gran número de individuos en un corto periodo de tiempo y con una causa conocida de la muerte. El objetivo de este estudio es describir la parasitofauna gástrica del delfín listado en dicha región y explorar los efectos de la longitud y edad del hospedador sobre los parámetros de infección. 0.6.2. MATERIALES Y MÉTODOS Se analizó un total de 47 ejemplares de delfín listado varados en las costas de Cataluña y la Comunidad Valenciana (España) entre agosto de 1990 y marzo de 1991. Antes de la necropsia se determinó el sexo de los delfines y se tomaron medidas estandarizadas (véase Geraci y Lounsbury, 2005) (véase Apéndice 3 para más detalles). Los dientes se enviaron al Departamento de Biología Animal de la Universidad de Barcelona para determinar la edad de los individuos (véase Calzada et al., 1994 para más detalles). Durante la necropsia se recogieron los estómagos y se congelaron a -20oC para su posterior examen. En lo referente a la recolección y procesado de los parásitos, se utilizó el mismo procedimiento descrito en el apartado 0.4.2. Además, se examinó detenidamente la pared estomacal y se contaron los quistes característicos que se forman en respuesta a la infección por Pholeter gastrophilus. Los individuos de Anisakis difíciles de identificar morfológicamente se analizaron a nivel molecular. Se realizó el análisis molecular de seis especímenes obtenidos del delfín listado (5 larvas y un adulto). Se extrajo ADN mitocondrial usando el protocolo previamente descrito por Valentini et al. (2006) y Mattiucci et al. (2009, 2014) y se comparó el citocromo c oxidasa II (cox2) para su identificación (ver Nadler y Hudspeth, 2000). 0.6.3. RESULTADOS Se detectó la presencia de Pholeter gastrophilus en 40 de los 47 estómagos analizados, con una prevalencia del 85,1%. Además, se encontraron 46 individuos de anisákidos infectando siete de los 47 estómagos analizados. La mayoría fueron recogidos en el estómago pilórico (n= 40), mientras que el resto se encontraron en el estómago mecánico. No se detectaron correlaciones significativas entre la longitud total del hospedador o su edad y la abundancia de ninguna de las especies helmínticas, ni diferencias significativas entre sexos (p > 0.05 en todos los casos). Todas las secuencias obtenidas del análisis molecular fueron idénticas, permitiendo la identificación de los seis individuos analizados como A. pegreffii. La secuencia está disponible en GenBank con número de acceso: KR149283. 0.6.4. DISCUSIÓN Pholeter gastrophilus se ha citado en distintas especies de odontocetos en aguas del océano Atlántico, Pacífico y mar Mediterráneo (Zam et al., 1971; Dollfus, 1974; Raga y Carbonell, 1985; Aznar et al., 1992, 1994; Van Waerebeek et al., 1993; Raga y Balbuena, 1993; Raga, 1994; Gibson et al., 1998; Berón-Vera et al., 2001; Fernández et al., 2003). Los altos valores de infección encontrados en este estudio contrastan con la baja prevalencia en el delfín oscuro (Lagenorhynchus obscurus) de Perú (Van Waerebeek et al., 1993), o en el delfín mular, Tursiops truncatus, en aguas de Florida (Zam et al., 1971). Sin embargo, hay otros estudios que también han citado prevalencias superiores al 50%, como Aznar et al. (2006) en aguas del océano Atlántico y el Mediterráneo. En aguas del Mediterráneo, A. pegreffii es considerada la más común de todas las especies de Anisakis (Mattiucci y Nascetti, 2008), siendo el delfín listado, Stenella coeruleoalba, el delfín común, Delphinus delphis, y el delfín mular, T. truncatus, sus principales hospedadores definitivos (Mattiucci et al., 1997, 2004, 2014; Mattiucci y Nascetti, 2008). Se han citado larvas en distintas especies de peces demersales y pelágicos, tanto en el Mediterráneo occidental como el oriental (Farjallah et al., 2008; Mattiucci y Nascetti, 2008; Pekmezci et al., 2014). Mateu et al. (2015) (Capítulo 8) citan dos especies de anisákidos (Anisakis physeteris y A. pegreffii) en distintas especies de mictófidos capturadas en aguas del Mediterráneo occidental y sugieren que la especie Notoscopelus elongatus podrían jugar un papel en el ciclo vital de dichos anisákidos. Sin embargo, la baja prevalencia encontrada en este estudio contrasta con otros estudios en las costas de Chile (Torres et al., 1992), Brasil (Carvalho et al., 2010) o incluso en las costas españolas del Atlántico (Abollo et al., 1998), en donde la prevalencia es mayor. Gómez-Campos et al. (2011) sugieren que el delfín listado cambia de dieta con la edad; sin embargo, nosotros no detectamos diferencias significativas en la abundancia de A. pegreffii con la longitud total del hospedador ni su edad. Dichos resultados sugieren que el cambio de dieta no afecta al consumo del hospedador intermediario, o, en el caso de A. pegreffii, en que la señal estadística es baja debido a los reducidos niveles de infección. 0.7. CAMBIOS A LARGO PLAZO EN LA COMUNIDAD PARÁSITA INTESTINAL DEL DELFÍN LISTADO (STENELLA COERULEOALBA) EN AGUAS DEL MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL. 0.7.1. INTRODUCCIÓN Durante las últimas décadas ha aumentado la preocupación sobre la estabilidad a largo plazo de las poblaciones de mamíferos marinos (Tynan y DeMaster, 1997; Learmonth et al., 2006). Hay evidencias de que la sobrepesca ha causado cambios en la distribución de distintas especies de mamíferos marinos (Bearzi et al., 2003, 2004, 2006, 2008; Cañadas y Hammond, 2008), lo cual podría conllevar, además, un agotamiento de las poblaciones por malnutrición (Gulland et al., 2005; Rosen y Trites, 2005; Rosen, 2009). Además, se sabe que hay contaminantes que se acumulan en los mamíferos marinos (Tanabe et al., 1994; Watanabe et al., 2002; Wafo et al., 2005; McHugh et al., 2007; Lailson-Brito et al., 2010) y podrían favorecer las enfermedades y los eventos de mortalidad masiva (Gulland y Hall, 2007; Van Bressem et al., 2001). Por último, también hay evidencias de que el cambio climático también está afectando la distribución de la poblaciones (MacLeod et al., 2005; Azzellino et al., 2008b; Salvadeo et al., 2010), puediendo afectar las relaciones depredador-presa de los mamíferos marinos (McLean et al., 2001; Walther et al., 2002). La población del delfín listado, Stenella coeruleoalba, del Mediterráneo occidental no es una excepción. En las últimas décadas, esta población ha sufrido diversos impactos ambientales asociados al cambio climático global, tanto de origen natural como antropogénico, que podrían alterar de forma irreversible la estabilidad del ecosistema (Gambaiani et al., 2009; Coll et al., 2010). Gómez-Campos et al. (2011) sugieren que la sobrepesca de la sardina, Sardina pilchardus, una de las principales presas del delfín listado en dicha localidad, ha causado un cambio en la dieta hacia presas más demersales como la merluza, Merluccius merluccius. Dicho cambio de dieta conllevaría una ingestión menor de energía, por lo que podría generar problemas a largo plazo en el equilibrio energético de la población, afectando principalmente a aquellos individuos con exigencias nutricionales más elevadas, como individuos jóvenes o hembras preñadas o lactantes. Además, durante las últimas décadas la población mediterránea del delfín listado ha sufrido dos mortandades masivas en 1990 y 2007 (Aguilar y Raga, 1993; Raga et al., 2008) causadas por el morbillivirus de los delfines (DMV). La primera epizootia empezó en el verano de 1990 en aguas españolas, extendiéndose hacia Italia y Grecia en 1991 y 1992, respectivamente. Diversos autores sugirieron varias características que pudieron intensificar los efectos del DMV. Aguilar y Borrell (1994) encontraron altos niveles de compuestos organoclorados asociados con efectos inmunosupresores en los individuos afectados por el DMV, lo que pudo aumentar la probabilidad de infección entre delfines. Por otro lado, Aguilar y Raga (1993) sugirieron que las altas temperaturas del agua registradas durante el invierno previo a la primera mortandad también pudieron haber tenido consecuencias directas en la productividad, lo que pudo haber reducido el alimento disponible, y por tanto, la capacidad de los delfines de combatir al DMV. Las olas de calor y las condiciones meteorológicas extremas son cada vez más frecuentes, lo que típicamente se ha asociado al cambio climático (Coumou y Rahmstorf, 2012). En el Mediterráneo occidental hay claras evidencias de un incremento en la temperatura y la salinidad del agua (Vargas-Yáñez et al., 2010), lo que podría tener graves consecuencias, no sólo en las poblaciones de los grandes depredadores, como el delfín listado, sino también en el funcionamiento de todo el ecosistema (Bianchi, 2007). El objetivo de este trabajo es usar un gran tamaño muestral (128 indivíduos) varados durante los últimos 20 años (1990-2010) para analizar, por primera vez, tendencias a largo plazo en la abundancia y composición de la comunidad de helmintos intestinales en el delfín listado. Además, examinaremos si hay una relación significativa entre la dieta y la carga parásita. 0.7.2. MATERIALES Y MÉTODOS Se analizó un total de 128 ejemplares de delfín listado varados en las costas de la Comunidad Valenciana (España) entre 1990 y 2010. Tanto para el análisis de los intestinos como para la correcta identificación de los parásitos se siguió la misma metodología que en el apartado 0.4.2. de este resumen. Se depositaron especímenes de referencia en el Museo de Historia Natural de Londres (Reino Unido) con número de acceso: Tetrabothrius forsteri (NHMUK 2013.5.31.1-2), Trigonocotyle globicephalae (NHMUK 2013.5.31.3) y Strobilocephalus triangularis (NHMUK 2013.5.31.4-5). Se dispone de datos de dieta basados en el análisis del contenido estomacal de 71 de los 128 individuos analizados (Blanco et al., 1995; Míguez, 2009; Bosch de Castro, 2014; C. Blanco datos no publicados). Para la identificación de presas se recogieron los otolitos y los picos de cefalópodos del contenido estomacal de cada delfín. Las presas se agruparon en seis categorías ecológicas: (1) peces neríticos demersales, (2) peces neríticos pelágicos, (3) peces demersales de talud, (4) mictófidos y otros peces mesopelágicos, (5) cefalópodos neríticos y (6) cefalópodos oceánicos. Asímismo, se dividió la muestra de delfines en dos grupos: (i) aquellos individuos afectados por el morbilivirus (`muestras de la epizootia¿) (n= 66) y (ii) individuos para los que se desconoce la causa de la muerte (`muestras de no epizootia¿) (n= 62). Se aplicó un PERMANCOVA para investigar los efectos de la longitud del hospedador, sexo y periodo sobre la estructura de la comunidad helmíntica para ambos grupos de delfines. Además, se aplicó un test BIO-ENV para tratar de detectar si existía una relación significativa entre la estructura de la comunidad helmíntica y la dieta. 0.7.3. RESULTADOS De los 128 individuos examinados, sólo cuatro no estaban infectados. Se recogió un total de 6.498 individuos parásitos pertenecientes a cuatro especies: tres especies de cestodos tetrabotrídeos: Tetrabothrius forsteri, Trigonocotyle globicephalae y Strobilocephalus triangularis, e individuos inmaduros de la especie de acantocéfalo Bolbosoma vasculosum. La especie más abundante fue Tetrabothrius forsteri (n= 6.046) y se encontró todos los años a lo largo de las últimas dos décadas. Trigonocotyle globicephalae se encontró sólo en cinco de los 20 años estudiados (n= 31), mientras que Strobilocephalus triangularis parecía ser más abundante durante los últimos diez años (2000-2010) (n= 348). Sólo se detectó la presencia del acantocéfalo Bolbosoma vasculosum durante 1990, amén de un único individuo encontrado en 1997 (n= 73). Ninguno de los PERMANCOVA realizados (tanto para las `muestras de la epizootia¿, como para las de `no epizootia¿) detectó interacciones entre ninguno de los factores y la covariable. Hubo diferencias entre las `muestras de la epizootia¿, debidas a B. vasculosum ya que su presencia se detectó en la primera epizootia de 1990, pero no en 2007. Sin embargo, no se detectó un efecto temporal sobre la estructura de la comunidad cuando se analizaron las muestras de `no epizootia¿. En esta muestra, sí se detectaron efectos del tamaño del hospedador. Hubo una relación negativa significativamente entre la longitud total del hospedador y la abundancia de T. forsteri (rs = -0.327; n= 61; p= 0.010) y T. globicephalae (rs = -0.306; n= 61; p= 0.016); la relación con la abundancia de S. triangularis, aunque negativa, no fue significativa (rs = -0.207; n= 61; p= 0.109), y la de B. vasculosum fue cercana a cero (rs = 0.007; n= 61; p= 0.55). Según el análisis BIO-ENV, la correlación entre los datos de dieta y la comunidad helmíntica intestinal del delfín listado no era estadísticamente significativa (rs = 0.11; p= 0.265). 0.7.4. DISCUSIÓN Nuestros resultados indican que existen diferencias significativas en las faunas parásitas del delfín listado entre epizootias causadas por los niveles de infección de B. vasculosum, ya que dicha especie se encontró frecuentemente en la primera epizootia de 1990 pero no en la segunda de 2007. Dos hipótesis podrían explicar estas diferencias: (i) el cambio de dieta sugerido por Gómez-Campos et al. (2011) puede haber afectado al consumo del hospedador intermediario y/o paraténico de este acantocéfalo, modulando el contacto entre parásito y hospedador, y/o (ii) 1990 fue un año extraordinario durante el cual B. vasculosum fue capaz de encontrar e infectar al delfín listado. Un estudio reciente sugiere que la dieta del delfín listado del Mediterráneo occidental ha sufrido un cambio hacia presas más neríticas (Bosch de Castro, 2014). La mayoría de referencias de B. vasculosum en odontocetos, se restringe a odontocetos oceánicos (ver Pendergraph, 1971; Zam et al., 1971; Dailey y Perrin, 1973; Raga y Carbonell, 1985; Mignucci-Giannoni et al., 1998; Costa et al., 2000; Aguilar-Aguilar et al., 2001; Fernández et al., 2004), por lo que dicho cambio de dieta podría haber disminuido la probabilidad de encuentro entre parásito y hospedador. Sin embargo, no podemos descartar la idea de que 1990 fuera un año excepcional. De hecho, Raga y Carbonell (1985) tan sólo encontraron un espécimen de B. vasculosum en 10 delfines listados examinados en la misma área de estudio durante la década previa. Por lo tanto, la cuestión sigue siendo si fuimos incapaces de detectar cambios a largo plazo en la helminto fauna del delfín listado porque sólo se analizaron animales altamente parasitados (una muestra no aleatoria), o porque realmente no hay cambios que detectar. En cualquier caso, parece claro que los niveles de infección de B. vasculosum eran significativamente más altos en 1990. Sin embargo, como la identidad de los hospedadores paraténicos de B. vasculosum sigue siendo desconocida, no se puede comprobar si nuestros resultados concuerdan con cambios en la dieta del delfín listado. Para las especies de cestodos encontradas, no se encontraron cambios significativos a largo plazo. El hecho de que el muestreo sea oportunista podría haber afectado a nuestros resultados ya que no representa una muestra aleatoria de la población. Por lo tanto, no se puede determinar si no se detectaron cambios porque no los hay o porque sólo disponemos de individuos altamente parasitados. La abundancia de los cestodos tetrabotrídeos disminuyó con la longitud total (edad) del hospedador, de forma similar a lo que se ha observado en otras especies del género Stenella. La relevancia de este trabajo es que representa el primer estudio parasitológico de cetáceos que investiga tendencias a largo plazo en la abundancia y composición de la comunidad helmíntica intestinal. Además, también es la primera vez que se comparan datos de dieta con datos de infección para investigar los posibles efectos que el cambio de dieta puede haber tenido sobre la comunidad helmíntica. 0.8. EL PAPEL DE LOS MICTÓFIDOS (MYCTOPHIDAE) Y LOS CEFALÓPODOS EN LOS CICLOS VITALES DE PARÁSITOS DE CETÁCEOS EN EL MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL. 0.8.1. INTRODUCCIÓN Los peces de la familia Myctophidae y los cefalópodos son una parte fundamental de la comunidad mesopelágica debido a su gran abundancia y biomasa (Olivar et al., 2012). Además, varios estudios subrayan que la dieta de muchos cetáceos se compone por peces y cefalópodos mesopelágicos (Clarke, 1996; Barlow et al., 2008), por lo que no sería de extrañar que dichas presas formaran parte del ciclo vital de los parásitos de cetáceos. El objetivo de este estudio es tratar de identificar hospedadores intermediarios y/o paraténicos de los parásitos de cetáceos. Para ello, se examina, por primera vez en el Mediterráneo, la fauna parásita de ocho especies de peces mesopelágicos de la familia Myctophidae y dos especies de cefálopodos bentopelágicos. 0.8.2. MATERIAL Y METÓDOS Se recogió un total de 1.012 individuos pertenecientes a ocho especies de mictófidos: Ceratoscopelus maderensis (n= 390), Lampanyctus crocodilus (n= 295), Notoscopelus elongatus (n= 222), Benthosema glaciale (n= 70), Myctophum punctatum (n= 14), Lobianchia dofleini (n= 9), Diaphus holti (n= 8) y Hygophum benoiti (n= 4), y 792 individuos de dos especies de cefalópodos: Alloteuthis media (n= 670) y Sepietta oweniana (n= 122), de las aguas del Golfo de Valencia y el Mar de Alborán. Inmediatamente después de su captura, las muestras se fijaron en etanol al 70%. Una vez en el laboratorio, todos los individuos fueron pesados y medidos. Se examinaron, por separado, las branquias, gónadas, estómago e intestino, hígado, corazón y cerebro de los peces, y las gónadas y el tracto digestivo de los cefalópodos en solución salina bajo la lupa (20-100x). Además, la musculatura de los peces y el manto de los cefalópodos se examinaron por transparencia. Se recogieron todos los helmintos encontrados, excepto en el caso de unos pequeños nematodos enquistados en la pared estomacal identificados como pertenecientes a la familia Raphidascarididae, para los que sólo se contabilizó y recogió una muestra (véase Resultados). Los especímenes que se recogieron fueron fijados en etanol absoluto (análisis molecular) o etanol al 70% (estudio morfológico). Para su identificación, los nematodos fueron transparentados con lactofenol y, en el caso de Anisakis, asignados a tipo I o II. Los digeneos fueron teñidos con acetocarmín, se deshidrataron y se montaron en preparaciones permanentes con bálsamo de Canadá. Se realizó el análisis molecular de seis especímenes de Anisakis obtenidos de siete individuos de N. elongatus. Se extrajo ADN mitocondrial usando el protocolo previamente descrito por Valentini et al. (2006) y Mattiucci et al. (2009, 2014) y se comparó el citocromo c oxidasa II (cox2) para su correcta identificación (véase Nadler y Hudspeth, 2000). Para los nematodos encontrados en la pared estomacal (véase Resultados), tan sólo se consiguió extraer ADN de un individuo. En este caso se secuenció ADN ribosomal (SSU rRNA) usando el kit de extracción Chelex®. Se investigó si la abundancia de Anisakis spp. incrementaba con la longitud del hospedador mediante una correlación de Spearman y se compararon diferencias en las prevalencias entre las distintas especies de peces usando un test de Fisher. 0.8.3. RESULTADOS No se encontraron parásitos en ninguna de las especies de cefalópodos, mientras que se identificaron cuatro taxones en las distintas especies de mictófidos. Se recogieron un total de 21 larvas de Anisakis en 18 de los 222 N. elongatus y en dos de los 390 C. maderensis examinados, con una intensidad de 1-2 larvas por individuo. El test de Fisher mostró que N. elongatus estaba significativamente más parasitada por Anisakis spp. que cualquiera de las otras especies de mictófidos con n>50 individuos (p¿ 0.009 en todas las comparaciones). No se halló una relación significativa entre el tamaño del pez y la cantidad de Anisakis spp. (p> 0,15 en todos los casos). También se encontraron 89 digeneos juveniles de la familia Didymozoidae en el intestino de 41 de los 222 N. elongatus y en 3 de los 70 B. glaciale, que fueron asignados a juveniles del tipo Torticaeum (sensu Pozdnyakov y Gibson, 2008). Además, se encontraron larvas muy pequeñas de nematodo (¿ 300 ¿m) enquistadas en la pared estomacal, pero su tamaño impidió que pudieran ser identificadas incluso a nivel de familia. También se encontró un individuo de Hysterothylacium sp. y dos plerocerdoides en la cavidad de N. elongatus. l análisis molecular permitió identificar dos especies de Anisakis en la muestra, A. pegreffii y A. physeteris. Las secuencias están disponibles en GenBank con número de acceso: KF972438 (A. pegreffii) and KF972439 (A. physeteris). El análisis molecular de uno de los nematodos encontrados en la pared estomacal permitió concluir que pertenecen a la familia Raphidascarididae (GenBank, número de acceso KF972437). 0.8.4. DISCUSIÓN De los cuatro taxones de parásitos encontrados en mictófidos, tan sólo dos especies son parásitos de transmisión trófica que infectan cetáceos. Por primera vez, se encuentran dos especies de Anisakis (A. pegreffii y A. physeteris) infectando mictófidos del Mediterráneo occidental. Los mictófidos son una parte importante de la dieta del delfín listado en aguas del Mediterráneo occidental. Puesto que hemos encontrado adultos de A. pegreffii en dicho hospedador (Mattiucci et al., 2014; ver Capítulo 6), sugerimos que N. elongatus podría formar parte de su ciclo vital. Se considera que el hospedador definitivo de A. physeteris es el cachalote, Physeter macrocephalus (Mattiucci y Nascetti, 2008) y se conoce que su dieta esta principalmente basada en cefalópodos. Nuestros resultados sugieren, por primera vez, que los mictófidos, particularmente N. elongatus, podría desempeñar un papel como hospedador paraténico en el ciclo vital de A. pegreffii y A. physeteris en el Mediterráneo occidental. Ninguna de las otras larvas encontradas infectan cetáceos, pero algunas podrían ser transmitidas a grandes peces depredadores. La extrema escasez de parásitos de cetáceos en este y otros estudios parasitológicos previos de peces y cefalópodos mesopelágicos, contrasta que el papel de estas presas en la dieta de los cetáceos oceánicos. 0.9. VARIACIÓN GEOGRÁFICA DE METAZOOS PARÁSITOS DE BATHYPTEROIS MEDITERRANEUS BAUCHOT, 1962 (OSTEICHTHYES: IPNOPIDAE) EN AGUAS DEL MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL 0.9.1. INTRODUCCIÓN Las larvas de helmintos de cetáceos de transmisión trófica circulan por las redes tróficas, por lo que pueden ser detectadas en distintas especies de peces y cefalópodos, aunque no sean presas de cetáceos. En este capítulo, se realizó un estudio parasitológico de Bathypterois mediterraneus, una especie que no es una presa del delfín listado, sin embargo (i) es la especie más abundante por debajo de los 1500m en aguas del mar Mediterráneo (Carrasson y Matallanas, 2001); (ii) habitas aguas del talud continental donde es muy frecuente la presencia del delfín listado (Gómez de Segura et al., 2008) y (iii) su dieta se compone principalmente de copépodos (Carrasson y Matallanas, 2001) que podrían actuar como hospedadores intermediarios y/o paraténicos. Durante las últimas décadas algunos estudios se han centrado en distintos aspectos de la ecología de B. mediterraneus, como su distribución (Geistdoerfer y Rannou, 1972; Stefanescu et al., 1992a; Cartes et al., 2004), crecimiento (Morales-Nin, 1990; Stefanescu et al., 1992b; Morales-Nin et al., 1996; Moranta et al., 2004), dieta (Carrassón y Matallanas, 1990, 1994, 2001; Polunin et al., 2001), y reproducción (Fishelson y Galil, 2001; D¿Onghia et al., 2004; Porcu et al., 2010). Sin embargo, la información disponible sobre los parásitos de B. mediterraneus es muy limitada (ver Tortonese y Orsi, 1970). El objetivo de esta investigación es proporcionar, por primera vez, un estudio parasitológico de B. mediterraneus en aguas del Mediterráneo occidental. Se analizó la comunidad componente en dos áreas geográficas y a tres profundidades, con especial énfasis en las fases larvarias de parásitos de cetáceos, para tratar de avanzar en los conocimientos relacionados con los ciclos vitales de dichos helmintos. Además, se evaluó el uso de los parásitos como marcadores biológicos para discriminación de stocks. 0.9.2. MATERIALES Y METÓDOS En julio de 2010 se capturaron 170 individuos de B. mediterraneus del talud continental, entre las costas de Cataluña y las Islas Baleares. Inmediatamente después de su captura todos los individuos fueron congelados a -20oC. Una vez en el laboratorio se descongelaron y fueron pesados y medidos. Todos los órganos fueron examinados por separado en solución salina bajo la lupa (20-100x). Además, la musculatura se examinó por transparencia. Se recogieron todos los parásitos encontrados, siendo fijados en etanol al 70%. Para su identificación, los digeneos fueron teñidos con acetocarmín, se deshidrataron y se montaron en preparaciones permanentes con bálsamo de Canadá, mientras que los nematodos se transparentaron con glicerina. Para los análisis estadísticos, los datos se agruparon en dos grupos según la longitud del hospedador: individuos inmaduros, con un tamaño estándar <113mm, e individuos maduros, con un tamaño estándar ¿113mm (Carrassón y Matallanas, 2001). Además, cada tamaño se agrupó por localidad (Barcelona o Islas Baleares) y por profundidad (1000-1400m, 1400-2000m, 2000-2200m). Se llevó a cabo un análisis de correspondencia canónica (ACC) para generar una perspectiva general de las relaciones entre la abundancia de parásitos y las variables vinculadas con el hábitat (localidad y profundidad). Para investigar las diferencias señaladas por el ACC, se realizó un modelo lineal generalizado (MLG) entre las poblaciones parásitas de las cinco categorías de localidad y profundidad. 0.9.3. RESULTADOS Se encontraron cinco especies de parásitos en B. mediterraneus: el digeneo Steringophorus cf. dorsolineatum (n= 135); una larva de cestodo asignada a Scolex pleuronectis (n= 4); el nematodo Hysterothylacium aduncum (n= 175), el anisákido Anisakis sp. (larva 3 tipo II) (n= 2) y el copépodo Sarcotretes sp. (n= 2). No se detectaron diferencias significativas entre los individuos hospedadores inmaduros y maduros (p > 0,05 en todos los casos). Los valores máximos de abundancia media se detectaron en ambas localidades a una profundidad de 2000-2200m. Sin embargo, nuestros resultados sugieren que la riqueza media de especies es más alta en las Islas Baleares, a una profundidad de 2000-2200m, y que dicha riqueza va disminuyendo en las costas de Barcelona y a medida que las capturas se realizan a menor profundidad. La abundancia de S. cf. dorsolineatum parece significativamente más alta en el talud continental de las Islas Baleares que en las costas de Barcelona. Además, H. aduncum se encontró con una prevalencia y una abundancia más alta a mayores profundidades. 0.9.4. DISCUSIÓN Este es el primer estudio parasitológico de B. mediterraneus en aguas del Mediterráneo occidental. Por lo que sabemos, sólo hay un estudio previo que cita dos individuos de copépodos (Tortonese y Orsi, 1970), por lo que esta investigación representa la primera cita de las cuatro especies helmínticas en B. mediterraneus. Nuestros resultados sugieren que la fauna parásita de B. mediterraneus es bastante pobre, con tan sólo cuatro especies helmínticas y una especie de copépodo. Esta fauna parásita, que incluye varias especies generalistas, es más común de peces meso y batipelágicos que de especies demersales como B. mediterraneus. El resto de las especies parásitas encontradas en B. mediterraneus no son parásitos de cetáceos. No se han identificado, a nivel de especie, los individuos de Anisakis encontrados, por lo que no se puede descartar que B. mediterraneus pueda formar parte de su ciclo vital en la zona de estudio. Las diferencias significativas en la abundancia de S. cf. dorsolineatum (según localidad) y de H. aduncum (según profundidad), sugiere que dichas especies podrían usarse para la discriminación de stocks de B. mediterraneus. 0.10. CONCLUSIONES GENERALES 1. La comunidad helmíntica del aparato digestivo del delfín listado en aguas del Mediterráneo occidental esta compuesta por dos brachicládidos infectando los conductos hepatopancreáticos, Brachycladium atlanticum y Oschmarinella rochebruni; un digeneo heterófido, Pholeter gastrophilus, y al menos un nematodo anisákido, Anisakis pegreffii en el estómago y tres cestodos tetrabotrídeos, Tetrabothrius forsteri, Trigonocotyle globicephalae y Strobilocephalus triangularis, e individuos inmaduros del acantocéfalo polimórfido Bolbosoma vasculosum en el intestino. Todos los taxones encontrados son específicos de cetáceos, un resultado que fue predicho con antelación basado en los efectos de los filtros de contacto y compatibilidad derivados en la distancia filogenética entre cetáceos y otros vertebrados simpátricos. 2. Las infracomunidades intestinales resultaron ser depauperadas y altamente impredecibles. Ambas características eran las esperadas en cetáceos y otros vertebrados oceánicos porque los estados infectivos de los helmintos de transmisión trófica están altamente ¿diluidos¿ en el hábitat oceánico y, por lo tanto, la probabilidad de transmisión al hospedador definitivo es baja. La baja tasa de reclutamiento ha sido relacionada con la falta de estructuras en la comunidad helmíntica intestinal en otros cetáceos oceánicos. 3. La longitud, edad o sexo de los individuos de delfín listado no parecen ejercer efectos significativos sobre las abundancias de las especies parásitas, ni sobre los descriptores de infracomunidad (abundancia total, riqueza o índice de diversidad de Brillouin), cuando el análisis se basó en una muestra compuesta principalmente de individuos adultos (n= 53). Este resultado apoyaría la idea de que la probabilidad de transmisión al hospedador definitivo es baja y, por lo tanto, el efecto del hospedador es débil. Sin embargo, un segundo análisis basado en un tamaño muestral mayor (n= 128) que incluía más individuos juveniles, reveló efectos significativos de la longitud (o edad) en la estructura de la comunidad helmíntica. En particular, la abundancia de los cestodos tetrabotrídeos tendía a disminuir con la longitud. Hay cambios significativos en la dieta del delfín listado del Mediterráneo occidental relacionados con la edad, que podrían explicar dicho patrón. La influencia de efectos ontogenéticos en los niveles de infección de los tetrabotrídeos se ha sugerido en otras especies del género Stenella. 4. Oschmarinella rochebruni se encontró con una alta prevalencia (61,2%). Sin embargo, dicha especie no se encontró en las otras especies de cetáceos analizadas (calderón gris, delfín mular, delfín común y calderón común). Además, no se encontraron individuos inmaduros a lo largo del intestino. Dichos resultados sugieren la posibilidad de que el filtro de compatibilidad (hábitos alimenticios) definen la especificidad de O. rochebruni en el delfín listado. 5. Brachycladium atlanticum se encontró con una prevalencia moderada (39,8%), pero también se encontró en 1 de los 8 delfines comunes analizados (prevalencia: 12,5%). En el delfín listado el hospedador individual ejerce efectos significativos en la morfología y fecundidad de B. atlanticum, que, aparentemente, no estaban relacionados con efectos por hacinamiento. Este resultado sugiere que habría que reexaminar el uso de rasgos morfométricos en estudios taxonómicos de digeneos de cetáceos. Los individuos de B. atlanticum en el delfín común eran enanos comparados con los individuos encontrados en el delfín listado, y eran menos fecundos debido a un efecto alométrico. Esto sugiere que el filtro de compatibilidad también podría ejercer un efecto sobre la especificidad de B. atlanticum en el delfín listado. Para confirmar dicha hipótesis se requieren datos morfológicos adicionales de individuos recogidos de otras especies de cetáceos. 6. El digeneo estomacal Pholeter gastrophilus se encontró con una alta prevalencia (más de 85%), especialmente en el estómago pilórico, mientras que los nematodos identificados como Anisakis pegreffii se encontraron en menos del 15% de los delfines, principalmente en el estómago pilórico. Los niveles de infección de A. pegreffii en el delfín listado del Mediterráneo occidental son sorprendentemente bajos comparados con los niveles de infección de distintas especies de Anisakis en otras regiones. Aparentemente, esto no es un efecto de la especie hospedadora, ya que también se han encontrado niveles de infección bajos en otros cetáceos y peces del Mediterráneo occidental, sugiriendo que hay una baja densidad de dicho nematodo en esta región. 7. El análisis de tendencias a largo plazo (1990-2010) en la abundancia y composición de la comunidad helmíntica intestinal del delfín listado, indica que sólo la abundancia de B. vasculosum cambió significativamente a lo largo de los años. En particular, los niveles de infección fueron más altos en 1990, y el parásito rara vez se encontró en años posteriores. Esto sugiere que 1990 fue un año excepcional o que la disminución en los niveles de infección de los años posteriores refleja un cambio de dieta del hospedador hacia presas que no son infectados por el acantocéfalo. La segunda hipótesis concuerda con los datos que indican un cambio significativo en la dieta del delfín listado durante el periodo de estudio. Sin embargo, no encontramos una relación significativa entre la dieta del hospedador y la estructura de la comunidad helmíntica. Por lo tanto, la cuestión sigue siendo si no fue posible detectar cambios a largo plazo porque sólo fueron analizados animales altamente parasitados (una muestra no aleatoria) o porque no hay cambios que detectar. Este es el primer estudio a largo plazo realizado sobre parásitos de cetáceos. 8. Se analizaron 1012 individuos de ocho especies de mictófidos (Ceratoscopelus maderensis, Lampanyctus crocodilus, Notoscopelus elongatus, Benthosema glaciale, Myctophum punctatum, Lobianchia dofleini, Diaphus holti y Hygophum benoiti) a nivel parasitológico. Los nematodos Anisakis pegreffii y Anisakis physeteris fueron detectados sólo en N. elongatus y C. maderensis con bajas prevalencias, siendo la prevalencia en N. elongatus significativamente más alta que en las otras tres especies de mictófidos con una n> 50. Se encontró un individuo de Hysterothylacium sp. en N. elongatus y Raphidascarididae gen. spp. en N. elongatus y L. crocodilus. Se encontraron dos plerocercoides sin identificar en N. elongatus. Este estudio proporciona el primer estudio parasitológico de mictófidos del Mediterráneo. Sólo Anisakis spp. son parásitos de cetáceos. 9. El hallazgo de A. pegreffii en N. elongatus apoyaría la hipótesis de que A. pegreffii circula por las redes tróficas mesopelágicas usando mictófidos como hospedadores paraténicos. Los mictófidos, incluyendo N. elongatus y C. maderensis, son una parte importante en la dieta del delfín listado en el área de estudio y A. pegreffii ha sido aislado del delfín listado. Los mictófidos podrían jugar un papel significativo en el ciclo vital de A. physeteris, pero sigue siendo una incógnita en qué medida son directamente consumidos por el hospedador definitivo, el cachalote, Physeter macrocephalus, o si son consumidos por cefalópodos que, a su vez, son consumidos por el cachalote. 10. A pesar del gran tamaño muestra analizado, no se encontraron helmintos parásitos en los cefalópodos Alloteuthis media y Sepietta oweniana. 11. Se encontraron cinco especies parásitas infectando Bathypterois mediterraneus en el área de estudio: el digeneo Steringophorus cf. dorsolineatum; cestodos tetrafilídeos recogidos bajo el nombre colectivo Scolex pleuronectis; dos larvas de nematodos, el rafidascárido Hysterothylacium aduncum y el anisákido Anisakis sp. larva 3 tipo II; y el copépodo penélido Sarcotretes sp. El hallazgo de todas las especies helmínticas representan nuevos registros en B. mediterraneus. Sólo Anisakis sp. es un parásito de cetáceos. 12. Hysterothylacium aduncum mostró diferencias significativas en la abundancia entre profundidades de 2000-2200m con 1000-1400m y 1400-2000m sin importar la localidad, mientras que Steringophorus cf. dorsolineatum mostró diferencias significativas entre localidades en todas las profundidades menos para 2000-2200m. Sugerimos el posible uso de dichas especies parásitas para la discriminación de stocks de B. mediterraneus en el Mediterráneo occidental. 13. De los 21 taxones helmínticos registrados en cetáceos en el área de estudio, sólo se detectaron estados infectivos de especies de Anisakis en peces mesopelágicos y batidemersales. La no detección de otros taxones es difícilmente atribuible al sesgo de detección. Es posible que algunas larvas de parásitos de cetáceos puedan haber sido pasadas por alto si sus niveles de infección en peces mesopelágicos y batidemersales, y cefalópodos son muy bajos en el área de estudio. Por otra parte, también podría ser que las especies seleccionadas para su análisis no albergaran otros estados infectivos de especies de helmíntos de cetáceos. Por lo tanto, dilucidar el ciclo vital de helmintos de cetáceos continua siendo, en su mayor parte, difícil. Este estudio destaca la necesidad de un mayor número de estudios parasitológicos de presas de cetáceos. 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dc.description.abstract Cetaceans harbour a relatively diverse and highly specific fauna of trophicallytransmitted metazoan parasites including digeneans, cestodes, nematodes and acanthocephalans (Aznar et al., 2001; Raga et al., 2009). Due to the origin of host-parasite associations (see Section 1.1.2) and the phylogenetic distance between cetaceans and other marine vertebrates, most helminth species found in cetaceans are specific to them. Therefore, the composition and species richness of helminth faunas from any cetacean species in any locality (i.e., the helminth component community) is expected to be restricted by two factors. First, the local diversity of helminth species would largely result from an interplay between regional history and local ecology (Holmes et al., 1990). Second, cetaceans would behave as an isolated group for parasitic exchange, which would not share helminth species with other marine vertebrates and, therefore, the local community of cetacean species would be the most relevant factor setting the upper limits of diversity and composition of their helminth faunas (Aznar et al., 1998). At the level of individual hosts (infracommunity level), species richness and composition would primarily depend on the probability of encounter between hosts and parasites. It has been suggested that the infective stages of helminths in the marine realm are highly “diluted” (Hoberg, 1996, 2005; Raga et al., 2009; Valente et al., 2009; Santoro et al., 2010), thus the likelihood of contact between cetaceans and infected prey would be low. This could bring about two consequences. First, helminth infracommunities should be depauperate compared with the richness observed at component community; second, infracommunities should constitute random subsets of the pool of species of the component community. These predictions about the structure and composition of helminth communities of cetaceans have been tested only in a few species (Raga et al., 2009) and, therefore, much more data are required from other systems to confirm them. On the other hand, the peculiarities associated with trophically-transmitted parasites also make them ideal candidates to monitor not only trophic interactions, but also long-term changes in the ecosystem. However, the use of helminths as biological indicators of global change is far from understood and requires further investigation. To our knowledge, long-term (i.e., decadal) parasitological studies have never been carried out in the case of cetaceans due to the difficulties to obtain appropriate host sample sizes. Certainly, there are surveys collating parasitological data for long periods (e.g., Carvalho et al., 2010), but data have never analyzed using an explicit framework to analyze temporal changes. A key factor to interpret factors that drive structure and temporal dynamics of helminth communities is a good knowledge of life cycles. However, very little is known about the life-cycles of helminths from cetaceans due to the obvious difficulties associated with working on hosts living in the marine realm, especially those inhabiting oceanic waters (Aznar et al., 2001; Raga et al., 2009). In general, there are major gaps about the identity of intermediate and paratenic hosts (if any) of the taxa infecting cetaceans. In fact, the complete life-cycle of trophically-transmitted cetacean helminths has only been elucidated for a few species, i.e. Anisakis spp. The striped dolphin, Stenella coeruleoalba, is the most abundant cetacean in central Spanish Mediterranean waters (Gómez de Segura et al., 2006). Parasitological research on this species is scarce and based on small host sample sizes. The marine mammal stranding network of the Marine Zoology Unit, University of Valencia, has been collecting data from this species from western Mediterranean waters since the late 1980s. Animals were found stranded dead or alive along the coasts of the Valencian Community, although in 1990 additional samples were available from Catalonia and Murcia. This has provided an invaluable set of long-term parasitological data which makes the striped dolphin a good candidate to investigate the factors that determine the structure and composition of helminth communities from the digestive tract, to explore long-term changes in their structure and to elucidate the life cycles of its helminth species. The following objectives have been addressed: 1. To describe the helminth fauna infecting the digestive tract of the striped dolphin, Stenella coeruleoalba, from the western Mediterranean. 2. To investigate the factors which determine the structure and composition, including specificity, of the helminth communities. 3. To explore long-term changes in the structure of helminth communities. 4. To search cetacean helminth larvae down the trophic web aiming to elucidate lifecycles and routes of infection. The intestinal helminth community of the striped dolphin in western Mediterranean waters was investigated based on a sample of 52 animals stranded along the coasts of Catalonia, Valencian Community and Murcia in 1990. The community was composed of three species of tetrabothriid cestode, namely, Tetrabothrius forsteri, Trigonocotyle globicephalae and Strobilocephalus triangularis, and immature individuals of the acanthocephalan Bolbosoma vasculosum. All these species are specific to cetaceans but B. vasculosum probably reproduces in other cetaceans, perhaps sympatric fin whales. Infection levels were low except for T. forsteri. At infracommunity level, cooccurrence of helminth species exhibited just a slight excess of positive associations between species. Overall, these data could be interpreted as evidence that some helminth species (most likely tetrabothriid species) use the same intermediate/paratenic hosts, or simply as evidence that some species tend to co-occur simply because one of them (T. forsteri) is highly prevalent. Significant effects of host body length, age or sex on the abundance of any of the helminth species, or on infracommunity descriptors (total abundance, species richness and Brillouin’s diversity index) were not detected. Note, however, that the host sample was mostly composed of adult animals and, therefore, ontogenetic effects on infection levels cannot be ruled out (see also below). Overall, the observation of depauperate, largely unpredictable helminth infracommunities agrees with the hypothesis that large and vagile oceanic predators have few contacts with infective stages of parasites. Two species of the family Brachycladiidae, namely, Brachycladium atlanticum and Oschmarinella rochebruni, were found infecting the hepato-pancreatic ducts of striped dolphins (n= 103). A parasitological survey of four additional sympatric cetacean species, i.e., Risso’s dolphin (n= 18), bottlenose dolphin (n= 14), common dolphin (n= 8) and long-finned pilot whale (n= 5) indicated that O. rochebruni was restricted to the striped dolphin, whereas B. atlanticum was found in both striped dolphins and common dolphins. Infection parameters were not significantly different between both dolphin species. In the striped dolphin, host individual exerted significant effects upon the morphology and fecundity of B. atlanticum but these effects did not result from densitydependence (i.e., crowding effects). However, a question that would deserve further investigation is to ascertain the proportion of worms from the same individual dolphin that is genetically identical. Digeneans multiply asexually within the first intermediate (mollusc) host and, therefore, worms might be recruited as clonal packets through the food web up to the cetacean definitive host. If so, intrahost variability in individual cetaceans might be lower than interhost variability, such as we observed. Interhost variability of morphological traits related to host individual had previously been reported in other brachycladiids. Our study therefore support the claim by other authors that diagnosis at the species level based on morphometry or morphometrical ratios might be prone to error. Individuals of B. atlanticum collected from common dolphins had a significantly smaller body size and fecundity than those from striped dolphins. Our analyses also suggested that the effects upon fecundity were a mere consequence of having a smaller body size. Brachycladium atlanticum is therefore able to reproduce in common dolphins but its fitness is arguably lower than that in the striped dolphin. In summary, specificity of O. rochebruni for striped dolphins could be defined by a contact filter, whereas that of B. atlanticum could result from a combination of both contact and compatibility filters. The gastric helminth fauna of the striped dolphin in western Mediterranean waters was composed of one digenean species, Pholeter gastrophilus, and one nematode species, Anisakis pegreffii. All stomach chambers were infected with P. gastrophilus, but the bulk of fibrotic nodules was found in the fundic stomach. The number of nodules of P. gastrophilus did not correlate significantly with the length or age of the dolphins, and there were not significant differences between sexes. The identity of A. pegreffii was ascertained based on molecular analysis of both larval and adult individuals. Most anisakid individuals were collected in the pyloric stomach, and some in the forestomach; no worms were detected within the fundic stomach. Anisakis pegreffii showed low infection levels in Mediterranean striped dolphins compared with infection of Anisakis spp. in other cetaceans. As noted in Chapter 4, the probability of transmission is especially low for trophically-transmitted helmiths in the oceanic realm because infective stages are highly “diluted” (Valente et al., 2009 and Santoro et al., 2010 for marine turtles; Hoberg, 1996, 2005 for marine birds; and Raga et al., 2009 for marine mammals). Mateu et al. (2015) reported a prevalence of 1.4% of A. pegreffii in N. elongatus (see Chapter 8), and the present study could support the idea that, in western Mediterranean waters, striped dolphins become infected with A. pegreffii by the ingestion of, inter alia, parasitized myctophid species. During the period 1990-2010, two events could have impacted recruitment of trophically-transmitted helminths of striped dolphins. First, the western Mediterranean population of striped dolphin suffered two outbreaks of mortality (in 1990 and 2007) caused by the dolphin morbillivirus (Raga et al. 2008). Although the total number of individuals killed could not be calculated, Aguilar and Raga (1993) suggested that several thousands individuals could have died. Second, there is correlational evidence that overfishing of sardine, Sardina pilchardus, one of the putative main prey species of striped dolphins in the area, may have caused a significant dietary shift towards demersal prey, particularly hake, Merluccius merluccius (Gómez-Campos et al., 2011). Therefore, we investigated the long-term dynamics of the intestinal helminth community of striped dolphin based on a sample of 128 animals collected during the period 1990-2010. Two sets of data were defined: (i) dolphins which died from DMV outbreaks during 1990 and 2007 (Epizootic sample) (n= 66), and (ii) dolphins which stranded from unknown causes during other years (Non-epizootic sample) (n= 62). In addition, the BIO-ENV procedure of PRIMER (Clarke and Gorley, 2006) was used to explore whether there was a significant relationship between the structure of the intestinal helminth community and the diet of the striped dolphin. This analysis was carried out based on a sample of 71 dolphins from which both parasitological and dietary data were available. Out of the 128 dolphins examined, only 4 were uninfected. The very same 4 helminth species, i.e. Tetrabothrius forsteri, Trigonocotyle globicephalae, Strobilocephalus triangularis and Bolbosoma vasculosum were found in this enlarged sample of striped dolphin (see Chapter 4). This strongly suggests that specificity likely prevents the contact and/or establishment of other helminths (Mateu et al., 2011), i.e., there is a ‘pool exhaustion’ of all potential local immigrants to the community. A PERMANOVA analysis indicated that there were significant differences in the structure of the helminth community between the ‘epizootic’ samples. In particular, B. vasculosum was fairly frequent in 1990 (prevalence: 51.9%) and did not appear in 2007; differences in abundance were highly significant. In contrast, differences in community structure were not significant in the comparison between non-epizootic samples. Furthermore, we did not find a significant relationship between diet and community structure. Thus, the question remains whether we are unable to detect clear long-term changes in the helminth fauna of S. coeruleoalba because we analysed only heavily parasitized animals (i.e., a non-random sample) or because there were really no changes to be detected. In any event, it seems clear that infection levels of B. vasculosum were significantly higher in 1990. There are no specific changes in diet to blame because the identity of potential paratenic hosts for B. vasculosum could not be ascertained through dietary analysis. Whether 1990 was an exceptional year is therefore an open question. According to the above results, the description of larval stages of helminths infecting striped dolphins and the identification of intermediate and/or paratenic hosts of these parasites became an important task to assist interpretation of patterns in definitive hosts. Thus, we selected species reported as important prey for striped dolphins and other oceanic cetacean species, i.e. mesopelagic fish and cephalopods, and examined them for infective stages of cetacean helminths. In particular, we analyzed 1012 individuals of eight myctophid species (Ceratoscopelus maderensis, Lampanyctus crocodilus, Notoscopelus elongatus, Benthosema glaciale, Myctophum punctatum, Lobianchia dofleini, Diaphus holti and Hygophum benoiti) and 792 individuals of two cephalopod species (Alloteuthis media and Sepietta oweniana). Hosts were collected during 2010-2012 from the Gulf of Valencia and Alboran Sea (Spanish Mediterranean), which include localities proposed as Protected Areas of Mediterranean Importance due to the high cetacean diversity and abundance. Five helminth taxa were found in myctophiids, and none in cephalopods. Only the nematodes Anisakis pegreffii and A. physeteris were identified as larvae of species infecting cetaceans, and were found only in N. elongatus and C. maderensis with very low prevalence (overall prevalence for Anisakis: 8.1% and 0.5%, respectively). Their prevalence in N. elongatus was significantly higher than that from the other three myctophid species with n>50 individuals. Our study suggests, for the first time, that myctophids could play a role as paratenic hosts in the oceanic life-cycle of A. pegreffii and A. physeteris in the western Mediterranean. None of the other larvae identified at least to family level infect cetaceans, but some of them can be transmitted to large predatory fish. The extreme scarcity of such cetacean parasites in this, and previous parasitological surveys of mesopelagic fish and cephalopods is at odds with the key role of these preys in the diet of oceanic cetaceans. Infective stages of trophically-transmitted helminth circulate through oceanic food webs and, therefore, they can be detected in many fish and cephalopod species even though many of them are not prey of cetaceans. For this reason, we investigated the helminth fauna of Bathypterois mediterraneus, a demersal deep-sea that is not consumed by striped dolphins, but (i) it is the most common fish below 1500m in western Mediterranean waters (Carrasson and Matallanas, 2001); (ii) it occurs on the continental slope, where striped dolphins are frequently found (Gómez de Segura et al., 2008) and (iii) the most important food items of its diet are benthopelagic planktonic calanoid copepods (Carrasson and Matallanas, 2001) which may act as intermediate and/or paratenic hosts for cetacean parasites. In July 2010, 170 specimens of B. mediterraneus were captured from the continental slope in Western Mediterranean waters. Samples were obtained from the continental slope of two different areas, namely, the coast of Catalonia (off Barcelona) and the Balearic Islands in three different bathymetric strata at depths between 1000 and 2200m. The parasite fauna of B. mediterraneus included a narrow range of species: Steringophorus cf. dorsolineatum, Scolex pleuronectis, Hysterothylacium aduncum, Anisakis sp. larva 3 type II and Sarcotretes sp. Steringophorus cf. dorsolineatum and H. aduncum were the most predominant parasites. Hysterothylacium aduncum showed significant differences in abundance between depths of 2000-2200m with 1000-1400m and 1400-2000m, irrespective of locality, whereas S. cf. dorsolineatum showed significant differences between the two localities at all depths except for 2000-2200m. We suggest the possible usefulness of these two parasites as geographical indicators for discriminating discrete stocks of B. mediterraneus in western Mediterranean waters. Only 4 specimens of Anisakis sp. were identified as infective stages of helminths infecting cetaceans. en_US
dc.format.extent 246 p. es_ES
dc.language.iso en es_ES
dc.subject Helminth es_ES
dc.subject Stenella coeruleoalba es_ES
dc.subject Cetacea es_ES
dc.subject Long-term es_ES
dc.title Helminths from the digestive tract of the striped dolphin (Stenella coeruleoalba) in the western Mediterranean: infection patterns within a long-term scale es_ES
dc.type doctoral thesis es_ES
dc.subject.unesco Animal Parasitology es_ES
dc.subject.unesco UNESCO::CIENCIAS DE LA VIDA::Biología animal (Zoología) ::Parasitología animal es_ES
dc.embargo.terms 0 days es_ES

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