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Pocos temas despiertan tanto interés como el de la salud por una cuestión obvia: en ello nos va nuestra propia vida. La complejidad creciente de la sociedad actual, unida a la necesidad de una educación del alumnado en ¿habilidades para la vida¿, han generado un amplio consenso entre los especialistas, el profesorado, la familia y la comunidad acerca de la importancia de fortalecer y transformar la escuela integrando programas de salud escolar, por otra parte, de larga tradición. En este sentido se demanda a la escuela un papel activo y dinamizador, convencidos de que pocos escenarios ofrecen como ella la posibilidad de generar compromisos integrales alrededor de iniciativas de salud (UIPES, 2004). Pero para desarrollar entre el alumnado competencias en salud debemos tener en cuenta varios aspectos: 1) las categorías que componen este concepto, dado que es nuclear y a su alrededor se construye el edificio de la Educación para la Salud; 2) los diferentes modelos de llevarla a cabo en la escuela; y 3) dónde se desarrollan los conceptos, procedimientos y actitudes que corresponden a la Educación para la Salud.
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