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Los niños y adolescentes han ocupado un lugar significativo en el panorama migratorio internacional sin embargo, actualmente, la movilidad infantil y juvenil está tomando un nuevo protagonismo desde diferentes perspectivas y enfoques. La presencia de menores de edad en los procesos migratorios contemporáneos es cada vez mayor, no solo por su elevado número, sino también por la diversidad de situaciones en las que se pueden encontrar. Estas situaciones abren una nueva perspectiva a la hora de pensar y analizar la movilidad infantil y pone de manifiesto el protagonismo de los menores en los procesos migratorios y el papel fundamental que pueden llegar a desempeñar, no solo en las estrategias migratorias familiares, sino como nuevos sujetos migratorios fruto de una decisión autónoma a partir de sus propias circunstancias y de sus propios proyectos migratorios. No son casos aislados, aventureros que siguen las pautas de los que emigraron antes hacía el Dorado europeo, estamos ante un nuevo tipo de agente migratorio que sigue las trayectorias geográficas de las migraciones adultas, pero que tienen su propia dinámica y naturaleza.
Estos menores, sujetos a una ambivalencia en los procedimientos y prácticas administrativas, nos sitúa ante un colectivo marcado por las contradicciones de dos sistemas normativos que se plasma en la experiencia cotidiana de los menores. Si como menor, es sujeto de protección y titular de una serie de derechos; como extranjero, es sujeto de control y expulsión. Es precisamente su doble condición, como menor y extranjero, la que determina las características sociales y las opciones de los sujetos marcadas por un acceso diferenciado a los derechos. La frontera de una situación “en riesgo”, cuyo abordaje se contempla desde la prevención y la protección, a otra “de riesgo”, abordada desde la culpabilidad es muy porosa. Los Menores Migrantes No Acompañados entran en el sistema de protección porque son considerados menores en riesgo social, y por lo tanto, tratados como víctimas a las que hay que proteger. Sin embargo, la presencia en las instituciones de acogida produce su estigmatización como colectivo “de riesgo” desplegando así unas intervenciones sociales dirigidas a someter a estos menores a nuevas formas de control y explotación. Será por tanto, está doble dimensión, menor y extranjero, la que construye a unos sujetos “en riesgo” bajo la lógica de protección, convirtiéndolos en sujetos “de riesgo”, bajo la lógica del control.
Ésta migración autónoma de menores solos, capaces de cruzar los férreos controles fronterizos, ponen en crisis una determinada concepción de la infancia y los propios sistemas de protección. Se trata de una infancia minorizada y adjetivada (o sustantivada) como “no acompañada”, incorporada a unos circuitos sociales y jurídicos establecidos y, cuyos recorridos se tornan en trayectos diferenciados que marcarán sus destinos.
Todos estos aspectos confluyen como eje vertebrador en esta tesis, con el objetivo de conocer, analizar y comprender, de manera amplia y detallada, un colectivo concreto, los menores migrantes no acompañados (MMNA), en un contexto determinado; la Comunitat Valenciana.
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