La realidad teatral del siglo XX es impulsora de un cambio del paradigma actoral. Durante este siglo se pasa de un actor basado en modelos decimonónicos de tradición grecolatina, a un modelo actoral que se fundamenta en el redescubrimiento del cuerpo y en la conquista de la acción física. Esta realidad es la causa de la aparición de nuevos sistemas en relación a la corporalidad del actor, los cuales son impulsados por directores-pedagogos que buscan configurar el movimiento significativo del actor como eje de creación. Este nuevo paradigma es el punto de partida de la presente tesis, cuya metodología está fundamentada en la investigación de la práctica actoral y en la práctica artística como objeto de investigación. Una metodología que se ha articulado desde el Laboratorio, configurado como un espacio de creación-investigación cuyo objetivo es la argumentación de la práctica escénica a partir de las leyes que la regulan.