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El filósofo francés Alain Badiou, al principio de su texto Arte y filosofía, utiliza el símil lacaniano del amo y la histérica para explicar la relación que la filosofía y el arte han mantenido a lo largo de la historia (Badiou, 2009, pp. 45-46). Desde su origen platónico, esta relación ha estado mediada por la pregunta del arte acerca su propia identidad: "Dime filosofía, tú que todo lo sabes, ¿en verdad, quién soy yo?". Por su parte, la filosofía, dividida entre su completo menosprecio y su total idolatría hacia el arte, ha tratado de responder a ésta haciendo uso de la categoría de "verdad". Sin embargo, el arte, como la histérica lacaniana, nunca se ha satisfecho con la respuesta de la filosofía y siempre le ha acabado mostrando alguna cualidad nueva que cuestionaba aquello que ésta decía que era. Todo ello nos ha conducido a una situación en la que la filosofía, cansada de este juego, ha acabado relacionándose con el ámbito artístico renunciando a la categoría de "verdad" y limitándose a desentrañar la pluralidad de sentido de los lenguajes artísticos. En medio de esta situación, la inestética de Badiou le propone a la filosofía la oportunidad de volver a relacionarse con el arte a través del concepto de "verdad", sin necesidad de caer en el "juego histérico-deflacionista" que ha marcado su relación (Belhaj, 2010, p. 9). En el siguiente texto trataremos de mirar a través de este prisma la relación que la filosofía ha tenido con el arte de masas por excelencia, a saber, el cine. Para ello, en primer lugar, expondremos en qué ha consistido la relación histérica del cine con la filosofía y cuál es la situación actual entre ambas disciplinas. Finalmente expondremos en qué medida la aproximación inestética propuesta por Alain Badiou supone una alternativa al modo en que la filosofía se ha relacionado con el cine.
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