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De lo que se trata en este programa, por el contrario, es de que el alumno adquiera
algún acceso a esa tradición, en algunos de sus elementos, esto es, que su contacto se
aproxime al conocimiento por familiaridad. Ello es obviamente imposible -tanto para el
alumno como para el especialista- con la totalidad de esa tradición. Pero la experiencia
de que alguna obra filosófica es accesible -con las técnicas que ello supone de aprendizaje
de términos, descubrimiento de problemas en su formulación conceptual rigurosa,
análisis de textos y otras- puede conseguir un doble objetivo. En primer lugar, que el
alumno pierda el miedo a la lectura de los clásicos del pensamiento y pase a ver en
ellos problemas, ideas y propuestas que hablan con fruto al hombre de hoy. En segundo
lugar, no teniendo el propósito de dirigirse al futuro especialista, sino al futuro profesional
universitario que va a necesitar, para entender el mundo que vive, que una obra filosófica,
en suma, no resulte más ajena al lector universitario medio que un libro histórico
o literario. En última instancia, el alumno ha de hacerse consciente de unas ideas
que han configurado objetivamente su modo de ser y de pensar, y el de su momento histórico;
y, a la vez, de su papel activo como lector actual que plantea nuevas preguntas a
un texto que siempre da respuestas nuevas.
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