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Siguiendo la estricta ley de las fechas, Fernando Operé (Madrid, 1946) debería estar enmarcado -dentro de esos discutibles patrones generacionales-, en esa tendencia novísima que etiquetó canónicamente a la plural estética del 70 y se desarrolló como fontana de voces poéticas dominante ya en la prolífica década de los ochenta. Aunque el perfil poético de Operé pronto descarta esta vinculación generacional, definiéndose como un poeta al margen de la mayoría de los postulados novísimos y más próximo a lo que José Paulino Ayuso denominó, en términos generales, como «poesía crítica de la experiencia». Dicha tendencia -según el propio Paulino Ayuso- se caracterizó por el uso de un lenguaje realista, cotidiano, a través del cual se nos expresaba un "modo autobiográfico de dar cuenta de la repercusión de los conflictos del sujeto con la realidad, en un proceso abierto de relaciones que pasan a la escritura con supuesta inmediatez, casi confesional, aunque a la vez distanciada, incluyendo su marco circunstancial y su anécdota" (Paulino Ayuso, 1998: 39-48).
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