El paso del tiempo clarifica el camino crítico: revela, por un lado, la evolución de las claves internas que fundamentan toda una trayectoria literaria; o, por otro lado, evidencia las recurrencias y las rupturas que la sustentan. En este caso la poesía de Jaime Siles ya da muestras de que su relevancia en el panorama poético español no solo viene dada por su actual presencia inestimable entre los poetas mejor considerados por lectores y críticos, sino porque el tiempo, en su veredicto,juzga con mayor claridad la importancia y la singularidad de su obra y la destaca como una de las trayectorias poéticas más prolíficas y enriquecedoras de la poesía española desde la década de los setenta hasta la actualidad. Y es que su poesía no solo se define por su carácter rupturista autárquico, sino también por su esencia, legítima heredera de las formas clásicas y por la curiosa uniformidad y coherencia de su poética, lo cual no excluye una evolución interior, sino que esta se fundamenta en la progresiva indagación sobre unos mismos materiales y unas idénticas preocupaciones que el propio poeta habla identificado por partida doble: el lenguaje como realidad y la identidad como problema.