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Al inicio de este siglo XXI ha comenzado a desarrollarse un nuevo dominio científico, la Ciencia de la Sostenibilidad (Kates et al., 2001), con el objetivo de integrar las aportaciones a la Sostenibilidad de distintas disciplinas que están dando una respuesta positiva a los numerosos llamamientos realizados para que la comunidad científica contribuya a hacer frente a la grave situación de emergencia planetaria (Lubchenco, 1998). Una integración necesaria debido a la estrecha vinculación de los problemas que se pretende resolver (Diamond, 2006; Duarte, 2006; Vilches y Gil Pérez, 2013), que incluyen desde el agotamiento de recursos esenciales y una contaminación que está degradando todos los ecosistemas, a una explosión demográfica que ha sobrepasado ya la capacidad de carga del planeta, pasando por el desarreglo climático, la pérdida de diversidad biológica y cultural, desigualdades inaceptables o conflictos y violencias fruto de un sistema socioeconómico insolidario, guiado por la búsqueda del máximo beneficio particular a corto plazo.
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