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La siguiente experiencia práctica trata, como bien dice el título, sobre losmonólogos de humor que tan de moda se han puesto últimamente.Muchas veces, cuando nos encontramos ante una clase de extranjeros quequieren estudiar español, se nos plantea el dilema de cómo separar las clases de culturacon las de gramática. ¿Y por qué separarlas? Los monólogos nos permiten combinarvarios aspectos, como mostrarles a los alumnos nuestra cultura más de cerca y que ellosnos muestren y comenten la suya (fomentamos de esta manera una conversaciónespontánea en clase y de la que todos, hasta los más tímidos, suelen participar).Además, obviamente, existe un claro segundo sentido e ironía a la que poco a poco seacostumbran (y que es uno de los aspectos más difíciles para tratar con los alumnos deE/LE) y por supuesto, con una acertada elección del monólogo, también podemosclarificar y profundizar en ciertos aspectos gramaticales que nos interesen.
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