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En este trabajo presentamos, a modo de panorámica crítica, un análisis sobre lo que ha supuesto la irrupción y asentamiento de las redes sociales en el ámbito periodístico en los últimos 10 años. Analizamos, en primer lugar, cómo el propio periodismo se hace eco de este fenómeno, convirtiéndolo en objeto noticiable; esta cobertura se realiza en los primeros años con cierto optimismo ingenuo, que progresivamente se va tornando en discurso de crítica, especialmente desde el escándalo de Facebook y Cambridge Analytica en 2018. En segundo lugar, consideramos los dos aspectos positivos que, todavía, puede suponer el uso de las redes sociales para el periodismo: el incremento indudable de la difusión de los contenidos periodísticos y la ayuda en la creación de la marca personal del periodista. Por último, revisamos los factores que sí pueden tener consecuencias negativas, no solo para los medios, sino para su función natural en las sociedades democráticas: las redes sociales no crean contenidos, sino que utilizan contenidos generados (financiados) por los medios; sus dinámicas de funcionamiento interfieren en las rutinas profesionales del periodismo, especialmente en la producción de contenidos; desafían el modelo de negocio tradicional porque acaparan la inversión publicitaria; y por último, intervienen y condicionan el desarrollo de la agenda informativa.
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