Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde 1975 la obesidad y el sobrepeso se han triplicado en el mundo. Esta situación, tiene relación con la mala alimentación de la población mundial, ocasiona numerosas enfermedades. Por ello, tanto las organizaciones sin fines de lucro, como los gobiernos, y las empresas están adoptando medidas para frenar estos hábitos nocivos y mejorar la calidad de la alimentación de los ciudadanos (Levy, Fein y Schucker, 1996; Balcombe, Fraser y Di Falco, 2010; Hawley et al., 2013).la OMS sugiere ciertas pautas a nivel personal y de la industria alimentaria. A nivel personal los consumidores también están cada vez más concienciados de la importancia de seguir una dieta equilibrada, y muestran un mayor interés por acceder a información nutricional que los ayude a mejorar la elección de alimentos procesados, como el peso, ingredientes, cantidades de los diferentes nutrientes o calorías, entre otros. Dicha información viene recogida en las etiquetas nutricionales (Higginson, Rayner, Draper y Kirk, 2002). Por su parte, los gobiernos están adoptando diferentes medidas para combatir este problema, como campañas de sensibilización, incluir la educación nutricional en los planes de estudio y, como una de las principales herramientas, desarrollar algún tipo de normativa acerca del etiquetado nutricional que deben incluir los alimentos procesados. Actualmente, se discute alrededor del mundo sobre la importancia de las investigaciones en temas de nutrición y, específicamente, en etiquetado nutricional, sobre la forma en que ayuda a la sociedad y a las políticas públicas a mejorar la calidad de alimentación de los ciudadanos. Esto ha hecho que se mantenga vigente la preocupación por estudiar este tema, tanto por parte de la academia como por la parte de gestión empresarial. Desde un punto de vista académico, se aprecia un interés creciente por conocer el impacto de la información nutricional en el consumidor (Hieke, y Taylor, 2012). Este interés se pone de manifiesto en el capítulo 2 de la tesis, al analizar la producción científica en este campo, que se incrementa exponencialmente en la última década. Pese a esta atención, los investigadores han identificado numerosas lagunas de investigación que quedan pendientes de resolver (Hawley, Roberto, Bragg, Liu, Schwartz, y Brownell, 2013) e, incluso, se ha señalado la escasa rigurosidad de algunos de los trabajos realizados en el pasado (Cowburn y Stockley, 2005).According to data from the World Health Organization (WHO), since 1975 obesity and overweight have tripled in the world. This situation, is related to the poor diet of the world population, causes numerous diseases. Therefore, both non-profit organizations, as well as governments, and companies are taking measures to curb these harmful habits and improve the quality of food for citizens (Levy, Fein and Schucker, 1996; Balcombe, Fraser and Di Falco, 2010; Hawley et al., 2013). WHO suggests certain guidelines on a personal and food industry level. On a personal level, consumers are also increasingly aware of the importance of following a balanced diet, and show a greater interest in accessing nutritional information that helps them improve the choice of processed foods, such as weight, ingredients, amounts of different nutrients or calories, among others. This information is collected on the nutritional labels (Higginson, Rayner, Draper and Kirk, 2002).  For their part, governments are adopting different measures to combat this problem, such as awareness campaigns, including nutritional education in curricula and, as one of the main tools, developing some kind of regulations on nutrition labeling that should include processed foods. Currently, there is discussion around the world about the importance of research in nutrition issues and, specifically, in nutrition labeling, about how it helps society and public policies to improve the food quality of citizens. This has kept the concern about studying this issue, both by the academy and by the business management side. From an academic point of view, there is a growing interest in knowing the impact of nutritional information on the consumer (Hieke, and Taylor, 2012). This interest is shown in chapter 2 of the thesis, when analyzing the scientific production in this field, which increases exponentially in the last decade. Despite this attention, researchers have identified numerous research gaps that remain to be resolved (Hawley, Roberto, Bragg, Liu, Schwartz, and Brownell, 2013) and, even, the poor rigor of some of the work done in the pastCowburn y Stockley, 2005).