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La existencia de múltiples cambios y demandas asociadas a la adolescencia han determinado su concepción como un período vital en el que la persona es altamente vulnerable al padecimiento de estrés y al desarrollo de conductas de riesgo o trastornos mentales (Steinberg y Morris, 2001; Sturman y Moghaddam, 2011). Asimismo, existe una importante asociación entre la salud mental del adolescente y su rendimiento académico (Brännlund, Strandh y Nilsson, 2017). Actualmente, las cifras alertan tanto de un incremento significativo en la prevalencia de desórdenes mentales entre adolescentes como de un descenso en su rendimiento académico (OMS, 2020; Torres Menárguez y Silió, 2019). En este contexto, resulta fundamental investigar aquellos factores que actúan como protectores y de riesgo en la aparición de problemas en ambos ámbitos. La presente tesis, por compilación de publicaciones, aborda el papel de diferentes variables individuales (Cinco Grandes -dominios y facetas-, optimismo disposicional, afrontamiento e inteligencia emocional) en el ajuste psicológico y éxito académico del adolescente y explora el papel de algunas de ellas como mediadoras en la influencia de las dimensiones básicas de personalidad. Además, proporciona datos sobre la validación de dos instrumentos de evaluación: Brief Student Utrecht Work Engagement Scale -UWES-S-9- y Brief-Coping Orientation to Problems Experienced -COPE Breve-. En concreto, la primera publicación analiza la relación entre inteligencia emocional y bienestar subjetivo, estrés percibido, engagement académico y rendimiento académico, mostrando que la influencia de la inteligencia emocional en este último se produce a través del mayor compromiso con el estudio (engagement) y el menor estrés percibido. La segunda publicación explora la validez estructural del UWES-S-9 como medida del compromiso académico, comparando la adecuación de modelo con tres, dos y un único factor y obteniendo resultados que respaldan la estructura unidimensional de dicho instrumento. Los resultados obtenidos en la tercera y cuarta publicación respaldan el modelo propuesto por Sharpe et al. (2011), según el cual los rasgos básicos de personalidad operan como antecedentes disposicionales del optimismo, a través del cual influirían en diversos resultados de ajuste. La última publicación se centra en mejorar la comparabilidad de los resultados obtenidos con el COPE-breve, mediante el establecimiento de estructuras factoriales de segundo orden más consistentes. Los resultados respaldan una estructura con tres factores de segundo orden: afrontamiento pasivo, autosuficiente y socialmente apoyado y religión y culpa como subescalas independientes. En conjunto, los resultados obtenidos pueden ser de gran utilidad para una evaluación adecuada de aspectos relevantes como el afrontamiento y el compromiso académico del adolescente, así como para el diseño de intervenciones dirigidas a favorecer su óptimo funcionamiento psicológico y éxito académico.
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