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Con el crecimiento exponencial de las procesiones de Semana Santa en la ciudad de
Cartagena durante las primeras décadas del siglo XX, dado el apoyo recibido por la
creciente burguesía minera, la Cofradía más antigua de la ciudad, la de Nuestro Padre
Jesús Nazareno, vulgo Marrajos, recibe el impulso necesario para la renovación de su
patrimonio escultórico. Para realizar esta ingente labor, contactan con José Capuz
Mamano a fin de unificar su estética y dotar de un carácter único a sus desfiles de
Viernes Santo. Esta circunstancia se expone en este texto, estudiando las imágenes de
talla completa llevadas a efecto por este artífice antes de la Guerra Civil, pues suponen
la ruptura con lo pretérito, teniendo presente las distintas fuentes bibliográficas sobre
dicha temática, así como la documentación encontrada en el archivo de la Cofradía para
un efectivo análisis de la inserción de un lenguaje artístico revolucionario dentro de
unas manifestaciones tan sumamente tradicionales.
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