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Analizo algunos aspectos clave del modelo médico del parto, centrándome especialmente en los presupuestos que parece albergar sobre la relación mente-cuerpo. En primer lugar, examino las visiones del modelo médico como un modelo dualista ontológico. En contra de las críticas habituales a este dualismo, que sostienen que ha llevado a tratar el cuerpo de parto como una máquina ¿rastreando, además, hasta Descartes el origen de este enfoque¿, defiendo que el problema no reside en el propio dualismo, sino en que se obvia la interacción mente-cuerpo: son las propias personas de parto quienes se tratan como máquinas. En segundo lugar, analizo la centralidad de la noción de riesgo en el modelo médico del parto y defiendo que en ella trasluce nuevamente una escisión entre lo mental y lo corporal, pues el riesgo se comprende, fundamentalmente, como riesgo físico, y además se asume que la mejor manera de lidiar con el riesgo es monitorizar e intervenir en el parto como si de un sistema mecánico se tratara, obviando el impacto de los factores psicológicos. Defiendo, además, una concepción construccionista del riesgo, pues este no resulta independiente de los discursos y prácticas médicas, sino que estos factores tienen un impacto causal en él. En tercer y último lugar, abordo brevemente el descrédito de los testimonios de las personas de parto, remitiéndolo nuevamente a esa escisión entre cuerpo y mente; y es que, además de que en este descrédito operen prejuicios, los propios presupuestos acerca de la relación mente-cuerpo del modelo médico suponen un obstáculo para dar crédito al conocimiento encarnado: si el cuerpo se concibe como una máquina y, además, no hay interacción entre este y la mente, la única manera de obtener conocimiento acerca del progreso del parto es a través de la observación mediante exploraciones físicas e instrumentos de monitorización.
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