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La campaña de las Elecciones Generales del 12-M de 2000, resultó ser un magnífico exponente del papel que juegan las tecnologías de la información (TI) en la contienda electoral y un referente de lo que los ideólogos de los distintos partidos piensan sobre ellas. En el desarrollo de aquélla se combinaron los medios tradicionales de prensa, radio y TV junto a lo último de Internet (web, chat, news, foros o correo electrónico), haciendo toda una pedagogía política de las TI. Bien al amparo de instituciones públicas o por iniciativa de instancias privadas, distintos grupos de comunicación organizaron 'foros de debate' con los candidatos. El mismo recuento de votos hizo de la noche electoral un 'espectáculo estadístico'. En vivo y en directo -ahora se dice on-line- pudimos contemplar cómo las telepantallas se llenaban de gráficas, tartas porcentuales, estimaciones prospectivas, hipótesis coloreadas de la composición futura del Parlamento. Y, tras los resultados definitivos, llegaron las explicaciones. Para el responsable de campaña del principal partido de la oposición, los malos resultados se debieron a la imprecisa 'visualización' de su mensaje electoral. De modo que la 'visualidad' adquiere rango de categoría fundamental en el marketing político y se constituye en el nuevo espacio de pensamiento con pedagogía propia.
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