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Este capítulo trata de resumir las tendencias que han marcado la enseñanza de las lenguas extranjeras y la formación del profesorado en la España moderna. Esta temática se desarrollará, sin embargo, otra en paralelo: la idea de Europa, el sentido de su proyecto y de su pertenencia. El anclaje entre las dos ideas no es casual. Como defiende Madrid (2001), a partir de la reforma educativa de 1990 la enseñanza de lenguas extranjeras y la formación de nuestro profesorado se adhirió decididamente al proyecto de construcción europea, al que España se había ido aproximando gradualmente y de manera irreversible desde que Adolfo Suárez solicitara en 1977 la adhesión a la Comunidad Económica Europea, que llegaría ocho años después. A partir de entonces, la incorporación de la peseta al Mecanismo de Cambios del Sistema Monetario Europeo en 1989, la firma en 1991 del Acuerdo de Schengen por una «Europa sin fronteras» —que algunos países de nuestro entorno quieren revisar hoy¬— y la adhesión al Tratado de Maastricht en 1992, prepararon el contexto político, jurídico y socio-económico en el que la enseñanza de lenguas extranjeras en España y en el resto de Europa empezó a concebirse y justificarse con la construcción de una Europa justa, plural, tolerante y multilingüe, respetuosa con los derechos de sus mayorías sociales y minorías culturales. De hecho, fue durante los primeros noventa cuando España, Francia, Grecia, Italia y Reino Unido implementaron el idioma extranjero como materia obligatoria en la educación primaria. De ahí que nuestra Reforma Educativa de 1990, según Madrid (2001), ya «parte[iera] de un nuevo contexto social: Europa» (p. 17).This chapter tries to summarize the trends that have shaped the teaching of foreign languages and teacher training in modern Spain. This theme will be developed alongside another: the idea of Europe, the meaning of its project and its membership. The connection between these two ideas is not coincidental. As defended by Madrid (2001), since the educational reform of 1990 the foreign language education and teacher education in Spain decidedly embraced the European project, to which Spain had been gradually and irreversibly orbiting since Adolfo Suarez requested access to the European Economic Community in 1977, something which would arrive eight years later. Since then, the incorporation of the peseta into the Foreign Exchange System of the European Monetary System in 1989, and Spain’s adhesion in 1991 to the Schengen Agreement for a "Europe without borders" —which some countries around us want to review today—, and finally its support to the Maastricht Treaty in 1992, prepared the political, legal and socio-economic context in which the teaching of foreign languages in Spain and in the rest of Europe began to be conceived. Foreign language education justified itself in relation to the construction of a fair, plural, tolerant, and multilingual Europe, respectful of the rights of its social majorities and cultural minorities. In fact, it was during the first nineties that Spain, France, Greece, Italy, and the United Kingdom implemented the foreign language as a compulsory subject in primary education.
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