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En este artículo presentamos una experiencia de asesoramiento a estudiantes de las asignaturas de Practicum, en las titulaciones de Educación Social (Universidades de Málaga y Almería) y Educación Infantil (Universidad de Valencia). El sentido con el que hemos pensado y conducido esta práctica de asesoramiento, descansa en nuestra concepción del oficio educativo como un oficio personal. Esto significa, necesariamente, revisar los conocimientos teóricos de los que habitualmente nos valemos en la formación inicial, tendiendo a promover el desarrollo de saberes experienciales. A su vez, este planteamiento se sostiene desde la necesidad de contemplar la educación como experiencia, de manera que la formación inicial debe poder aspirar a desarrollar en las y los estudiantes aquellas disposiciones necesarias para pensar sobre si mismos en relación con lo vivido desde una actitud pedagógica reflexiva. En el artículo exponemos el uso de los diarios de prácticas, centrándonos en las posibilidades epistemológicas y formativas de la escritura. Nos detenemos en la narración de la experiencia didáctica desarrollada, analizando los entresijos del acompañamiento que hemos prestado a los estudiantes. El artículo finaliza con una serie de hallazgos que, formulados como tensiones, expresan las dificultades a las que nuestros estudiantes se enfrentan en relación a la escritura, relativas a, entre otras cuestiones: la tendencia a realizar una escritura plana (con poca profundidad), la dificultad para aceptar la incertidumbre a la que se enfrentan, las prisas por zanjar las situaciones vividas, o el enorme problema profesional de pensarse en la relación con el otro.
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